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«Está espectacular en las cinco formas en que lo preparamos». El dueño de la Sidrería El Llavianu, Javier González Toral, se mostraba hoy exultante con el mero gigante de 55 kilos adquirido a la división de productos frescos de Pescados Basilio y que su negocio del barrio gijonés de Moreda ya ha ofrecido hoy en la comida en todas sus versiones: plancha, espalda, horno, amariscado y a la sidra. No lo cobran por ración sino al peso, matiza ante la consabida pregunta. «Hoy tuvimos unos médicos comiendo aquí y alucinaron», apostilló.
González Toral es aficionado al pescado de buena talla. Según cuenta, tiene avisados a sus proveedores de su debilidad. La última adquisición fue un señor pixín el pasado año. Esta vez, le ha tocado el mero, cuyo sabroso bocado le hace acreedor del dicho popular «de la mar el mero y de la tierra el cordero». Él no se ha perdido la cata. Antes de servirlo, tomó una buena rodaja con el jefe de calidad de la cocina. Y su diagnóstico es ilustrativo: «¡En la vida!».
En una ciudad como Gijón tan 'on' prolifera la afición a lo grande. Antes del mero del Llavianu (55 kilos), se degustaron últimamente en la villa de Jovellanos, entre otros, un rodaballo de 15 kilos (Casa Zabala, marzo de 2025), un pixín de 55 kilos (restaurante Abarike, abril de 2024) o un pez espada de 89 kilos (pescadería El Molinón, mayo de 2023). Ahora, toca mero.
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