Estrictos controles en el examen a los 170 aspirantes para las 27 plazas que ofrece Emulsa

Mascarilla, bolígrafo propio (azul o negro) y apagados los telefónos móviles o cualquier dispositivo electrónico con capacidad de conexión exterior. Un protocolo estrictamente marcado y revisado para las pruebas de examen a Emulsa celebradas ayer en el campus universitario.

Una logística que se fraguó hace, más o menos, un mes y a la que le dio el visto bueno la Universidad. «Solo hubo una condición: que la prueba se llevase a cabo en fin de semana, ya que las aulas no están ocupadas por los estudiantes». Lo explica el gerente de la empresa, Alfonso Baragaño, que siguió muy de cerca todo el proceso de ayer in situ.

Un escenario muy distinto al de la convocatoria anterior. «Fue en la feria, dos semanas antes del estado de alarma. Colas enormes, se presentó mucha gente, pero todo salió bien, sin incidentes». Hoy los aprobados se quedarán como personal fijo y los que no pasen esta prueba pasarán a reserva para cubrir jubilaciones.

Un total de 170 aspirantes para 27 plazas. Unas normas muy rigurosas. Tres entradas habilitadas: puerta 1 para hombres para el examen de Limpieza, puerta 2 para mujeres de Limpieza, y puerta 3 para los aspirantes al puesto de Jardinería. En cada entrada, dos profesionales de Cruz Roja tomando la temperatura a los asistentes que hacen cola. Dentro, dos miembros del tribunal les van dando paso. Lavado de manos en un dispensador de gel, entrega de DNI. Todos con mascarilla. Y a continuación personal colaborador de la empresa, una decena, acompaña a cada alumno a su sitio correspondiente. Mesa sí, mesa no (con un cartel de 'No usar'). Un espacio ocupado y nadie delante ni detrás, ni a los lados. Más del metro y medio de separación y ventanas abiertas para ventilar. Los primeros en entrar se sitúan al fondo y así se va escalonando. A la salida, a la inversa. No hay lugar para la equivocación. Todo perfectamente coordinado.