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Lucía Lobato, con la información que llevan a los Puntos Lila contra el acoso sexual. ARNALDO GARCÍA
«Para exigir la igualdad no enseño las tetas, pero respeto a quien lo hace»

«Para exigir la igualdad no enseño las tetas, pero respeto a quien lo hace»

Lucía Lobato, presidenta de Mujeres Jóvenes de Asturias (Mujoas): «No vale de nada tener una ley maravillosa para castigar la violencia de género si no se educa a los hombres a no pegar ni violar a las mujeres»

CHELO TUYA

GIJÓN.

Domingo, 4 de noviembre 2018, 01:55

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Confiesa que no nació feminista. Incluso reconoce que, a los 16 años, decía eso tan manido de que 'ni feminismo ni machismo, igualdad'. La ignorancia, como ella define ese estado, le duró poco. Un problema con un profesor, por trato desigual, y la llegada a la Universidad acabaron reconduciendo hacia el activismo la lucha por la igualdad que mamó en casa. Lucía Lobato (Gijón, 1996) preside desde abril Mujeres Jóvenes de Asturias, una asociación nacida hace 30 años como una escisión de Mujeres Socialistas. Ella asegura que Mujoas es apartidista.

-¿Mujoas es del PSOE?

-No. Es verdad que nació en 1896 como una escisión de Mujeres del PSOE, pero en 1988 se constituyó como asociación. Es una entidad regional, aunque tenemos la sede en Gijón. Y es apartidista.

-¿Hay socias de todos los partidos?

-Para ser socia de Mujoas solo hay que ser mujer, joven y feminista. A partir de ahí, no preguntamos si pertenecen a un partido o qué ideología tienen. Me consta que hay compañeras de todas.

-¿Incluso de la derecha?

-Creo que sí, pero, insisto, no preguntamos a nadie por su ideología.

-¿De qué vive Mujoas?

-Somos una entidad sin ánimo de lucro. Ni la presidenta ni ninguna de la directiva ve un euro. Tenemos subvenciones para las campañas que hacemos y, sobre todo, generamos ingresos con los talleres 'Creciendo en Igualdad' que hacemos en todos los institutos que nos los piden.

-¿Aún es necesario exigir la igualdad entre hombres y mujeres?

-Lo vemos cada día.

-¿Usted, con 22 años, lo ve?

-Sí. Hace años tuve un problema con un profesor por un trato desigual. Acabamos de ver lo que ocurre con ese profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo. Cuando voy a casa sola, por la noche, llevo el teléfono y las llaves en la mano. Como todas las chicas que conozco. Los chicos, sin embargo, no.

-¿Ellos ya saben que pueden ser feministas?

-Sí. Feminista es una persona que lucha por la igualdad y tengo que decir que en mi generación hay muchos concienciados. Y cada vez vemos más hombres de todas las edades en nuestras manifestaciones y protestas. Pero, con esta nueva ola de feminismo, también hay mucho machista enfadado, que no quiere que avancemos.

-¿Para lograr la igualdad hay que enseñar las tetas?

-No es necesario, pero defiendo que cada uno luche como quiera. Yo, para exigir la igualdad, no las enseño, pero respeto a quien lo hace. Además, también tengo claro que, a veces, hace falta impactar a la sociedad y Femen lo hace.

-La Ley de Violencia de Genero ¿discrimina a los hombres?

-(Se desespera) Bufff... Ese es el discurso que no dejan de repetir quienes no están de acuerdo con ella. Se lanza el mensaje de que si una mujer da una hostia a un hombre no le pasa nada. Y es mentira. Comete un delito, como si lo hace él. Con la ley integral se trata de ir más allá, porque las cifras de asesinatos son intolerables.

«Machismo es ignorancia»

-¿No funciona la ley?

-(Se entristece) De nada sirve tener una ley maravillosa para erradicar la violencia de género si no se educa y forma a los hombres para que no peguen ni violen a las mujeres.

-¿Se necesitan las paradas de bus 'antiacoso'?

-Está claro que sí. ¿Deberíamos estar en una sociedad en la que no fueran necesarias? Claro. Pero lo que vemos cada fin de semana es que las chicas temen agresiones en su calle o en su portal.

-Esta semana se revisa la sentencia de 'la manada'.

-(Se pone muy seria) Recuerdo el día de la lectura perfectamente. Estaba haciendo prácticas y le dije a mi tutora que me dejara salir a escucharla. Cuando oí aquello me hundí. Me fui a mi casa a llorar. Nos quedó claro a todas que todavía hay mucho que hacer por la igualdad.

-¿Qué siente cuando alguien dice 'no soy ni feminista ni machista'?

-Pena. El machismo es la ignorancia. Nunca puede ser lo contrario de feminismo, porque el machismo quiere la superioridad del hombre sobre la mujer y el feminismo, sin embargo, la igualdad de las personas. Esa frase es la prueba de que aún hace falta mucha formación y educación. Y lo digo porque, a los 16 años, yo también decía eso de 'ni machismo ni feminismo: igualdad'. El patriarcado nos educó a todos.

-Y a usted ¿quién la 'reeducó'?

-(Risas) Todo llega con la formación y la evolución. Fue al llegar a la Universidad. Hice Trabajo Social y ahí, junto con otra compañera, comencé a movilizarme.

-¿Trabajo Social es la autopista hacia el feminismo?

-(Risas) Te lleva a ser más activista en las causas sociales.

-¿Veremos algún día a una 'teleco' como presidenta de Mujoas?

-(Risas) Es cierto que, tradicionalmente, el perfil de Mujoas era una mujer de entre 20 y 24 años titulada en algo social. Pero ahora tenemos a socias más jóvenes y de todos los perfiles: abogadas, médicas, ingenieras... A la que logró un diez en su TFG (Trabajo de Fin de Grado). Acaba de empezar a trabajar.

-¿En Asturias?

-En Gijón.

-La entrevista hay que hacérsela a ella, entonces.

-(Risas) Sí. En Asturias tenemos un grave problema de empleo juvenil. EL COMERCIO publicó recientemente que han sido 15.000 los jóvenes asturianos que han tenido que emigrar. Esta misma semana se ha marchado un amigo. Muy triste. Quería trabajar en Asturias, pero mientras aquí no le salió nada, en Madrid le acaban de contratar.

-¿Su amigo ha logrado antes empleo que, por ejemplo, una amiga en la misma situación?

-Las mujeres aún lo tenemos peor. Ya digo que con esta nueva ola feminista hay mucho machista que se enfada. Pero también hay hombres que, siendo solidarios, en cuanto ven que les tocan sus privilegios se ponen en guardia.

-¿Es una guerra entre sexos?

-No. Todo el mundo debería defender la igualdad. Yo no pido para mí cobrar más que mi compañero, quiero cobrar lo mismo. Ni quiero más días de descanso para cuidar yo a los niños. Quiero que el reparto de la carga familiar sea igual.

-¿En su casa hay igualdad?

-En mi casa... (se emociona) Estoy muy contenta.

-Perdone la intromisión.

-No, no, si estoy muy orgullosa. En mi casa, realmente, siempre hemos sido un matriarcado, pero no lo sabíamos. Cuando empecé en Mujoas mi madre me dio las gracias. Me dijo que no sabía que ella siempre había sido feminista. Y se moviliza ahora porque ve que yo reclamo lo que ella pedía a mi edad. Y mi padre... (se emociona otra vez)

-¿Su padre está bien?

-Sí. Nunca nos trató diferente, a mi hermana a mí o a mi hermano. Pero cada día llega y me dice, 'hija, hoy pasó esto, ¿es un acto machista?'. Estoy muy orgullosa de él. Está en una fase enorme de deconstrucción.

-¿Se ve en política?

-Buff. No.

-¿Y emigrando?

-Me planteo viajar para conocer otras culturas. De momento, estoy haciendo mi TFG.

-¿Ha probado en la Universidad Juan Carlos I?

-(Risas) Es una vergüenza lo que ha ocurrido. Y una pena. Tenemos amigos que estudian allí y están hundidos. Creen que su esfuerzo, que es real, no será reconocido.

-Y ¿en qué se esfuerza usted?

-En atraer a más mujeres a la asociación. Hemos cambiado el perfil de estudios, pero en Mujoas seguimos siendo blancas y heterosexuales, con alguna compañera del colectivo LGTB. Tenemos que llegar a las mujeres racializadas y a las que tienen discapacidad. La lucha por sus derechos es nuestra lucha.

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