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Alfonso Flórez, en su domicilio de Gijón, atendiendo a EL COMERCIO, en agosto del pasado año. CAROLINA SANTOS
Fallece Alfonso Flórez, un referente en la gestión sanitaria más de tres décadas

Fallece Alfonso Flórez, un referente en la gestión sanitaria más de tres décadas

Licenciado en Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales, fue gerente de los hospitales de Cabueñes, San Agustín y Arriondas

eva fanjul

GIJÓN.

Viernes, 15 de noviembre 2019, 01:16

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«Alfonso era un hombre comprometido con la sociedad y muy preocupado por la sanidad por la que pasamos todos y lo hacía de un modo único y diferente. Él reparaba en las pequeñas cosas, en esas alejadas de la gerencia y cercanas a las pacientes. Detalles como sustituir las batas del hospital abiertas por detrás o probar la comida del menú». Con estas palabras recordaba ayer Isabel Moro, vicepresidenta del Ateneo Jovellanos, a su amigo y vecino. «Cuesta asimilar su pérdida», aseguraba.

La noticia del fallecimiento ayer, a los 71 años, de Alfonso Flórez, quien fue gerente de los hospitales asturianos de Cabueñes, en Gijón; San Agustín, en Avilés, y Arriondas cayó como un auténtico mazazo entre sus amigos y compañeros, a pesar de que muchos eran conscientes de su delicado estado de salud, agravado en los últimos meses.

Nacido en Gijón en 1948 y licenciado en Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales, en la Universidad de Santiago de Compostela, donde conoció a su esposa. Su carrera estuvo ligada a la gestión sanitaria desde 1986. Flórez desarrolló desde entonces una dilatada vida profesional tanto en el ámbito público como en el privado. Además de los dos centros mencionados, también pasó por la gerencia del Complejo Hospitalario de Ferrol, el Hospital Universitario de La Paz, en Madrid, el Complejo Hospitalario de Toledo, el Hospital Virgen del Valle y el Provincial de Toledo, o el Marqués de Valdecillas, en Cantabria.

El año pasado, ya jubilado, concedió la que sería su última entrevista a EL COMERCIO. Ya apartado de la primera línea de gestión, reflexionaba sobre la sanidad y aseguraba que el modelo del sistema público se encontraba «estancado».

«Necesita un replanteamiento de la organización. No es cuestión de arquitectos ni de más camas. Hay que parar y consensuar», aseguraba entonces. Parte de esa experiencia gestora y la pasión por la Sanidad se reflejó del libro 'La sanidad no es moneda de cambio' del que Flórez es también coautor.

Precisamente, en el ámbito sanitario ha dejado «una huella personal indeleble», coinciden en señalar los que trabajaron con él. Quizá porque «siempre era una persona pendiente de los demás y dispuesta ayudar», aseguran. Esos buenos recuerdos visitaban hoy a muchos de los que coincidieron con Flórez.

«Coincidí con él cuando llegué a Avilés desde Andalucía. Era un magnífico profesional, un referente para todos. Pero sobre todo era una gran persona, honesto, coherente, comprometido y de una enorme humanidad», enumeraba ayer Enrique González, gerente del Área Sanitaria III, visiblemente afectado por la pérdida de «un buen amigo, de esos que mantiene siempre el contacto y que no se distancia aunque tardes en verlo», aseguró.

Hoy será incinerado

Precisamente, tras ocho años al frente del Hospital San Agustín, Flórez se convirtió en protagonista de muchas anécdotas. Se contaba que podía aparecer por cualquier sitio del centro hospitalario, del sótano a las cocinas. El episodio más famoso era uno que el calificababa de 'leyenda urbana' y que dice que antes de comenzar como gerente del hospital avilesino, se presentó un día en Urgencias simulando una dolencia cardiaca para evaluar el servicio. Es cierto que un día fue a Urgencias, pero entonces «todo el mundo sabía quien era y todos me conocían. Ya eran gente de la familia», decía. Tras su jubilación, Flórez disfrutó de hacer lo que más le gustaba. «Le encantaba la naturaleza, las plantas, la huerta y el taller de su finca, en el que pasaba horas arreglando cosas», rememora con Isabel Moro.

Hoy, la esposa y los dos hijos de Alfonso Carlos Florez Díaz despedirán al gestor sanitario junto a la familia y amigos en el tanatorio de Cabueñes, donde está la capilla ardiente. Sus restos serán incinerados a las dos y media de la tarde.

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