Fallece Miguel Rodríguez, el alma de Musical Tommy
Su tienda, que luego pasó a manos de su hija, se convirtió en todo un referente para los amantes de la música en Gijón
M. moro / S. Vaca
Viernes, 4 de noviembre 2022, 01:38
Miguel Rodríguez Roza, el alma de Musical Tommy, falleció el pasado 31 de octubre en Gijón a los 77 años de edad. Su tienda de instrumentos musicales en pleno corazón de los jardines de Begoña, se convirtió en todo un símbolo para los aficionados a la música en la ciudad. Muchos gijonese dieron sus primeros pasos en el aprendizaje de la música bajo la tutela de sus consejos y de un instrumento comprado en un negocio que con el paso del tiempo se convirtió en todo un símbolo de la ciudad y del que ahora está al frente su hija Susana.
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En 1970, Miguel Rodríguez abrió su primera tienda musical en un pequeño local de Pumarín. Decidió bautizarla como Tommy desde que un anuncio de una sola palabra por la radio le dejó marcado, y acabó siendo ese el elegido cuando en una película de vaqueros escuchó dicho nombre de la boca de un pistolero antes de morir a tiros. «Quería un nombre moderno», recordaba él con afecto. Y desde entonces, paso a paso, se convirtió en todo un referente para Gijón. Un año y medio más tarde las paredes de aquella tienda de barrio se quedaron pequeñas para albergar tantos instrumentos. Fue entonces cuando echó la persiana, pero para subirla de nuevo en un local de la calle Cabrales. Más adelante, se mudó a la calle San Bernardo, su actual ubicación. Y como el negocio marchaba bien, decidió comprar otro local paralelo, en la calle Cabrales, y así fusionó los dos comercios. De hecho, a musical Tommy se puede acceder por ambas vías.
Fueron tiempos duros e intensos. Miguel Rodríguez tocó la guitarra en muchos grupos. «Los B-3 sonábamos muy bien», le gustaba recordar a Miguel. Tocaban en Oviedo todos los días de la semana, excepto los domingos. Luego llegó la mili y tras ella las colaboraciones con otras bandas nacionales en Huelva, Córdoba, Barcelona. Algo que le permitió «ahorrar unes cuantes perres» y montar su primer negocio.
«Recuerdo cuando monté el primer stand en la Feria de Muestras. Quería comprarme una guitarra que por aquel entonces costaba 29.000 pesetas, pero necesitaba el permiso de mi padre. Así que tuvimos que tocar todos los días en el recinto y; finalmente, fue mía». Una joya del Reino Unido, a la que Jorge Ilegal le tenía echado el ojo, pero que él siempre se negó a vender. Esa guitarra blanca era de lo más antiguo de la tienda y se exhibía en la misma como un trofeo.
Guitarras, pianos, flautas, y demás instrumentos, accesorios y librería. Trabajó prácticamente todas las marcas existentes en el mercado, desde las más básicas hasta las más exclusivas. Y allí, generaciones de gijoneses alimentaron su pasión por la música.
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Miguel Rodríguez Roza fue incinerado en la más estricta intimidad en cumplimiento de su última voluntad.
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