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San Andrés. Luis Carlos Dos Santos, sin querer mostrar su rostro. luis manso
Una familia, la primera en 'ocupar' la ZALIA

Una familia, la primera en 'ocupar' la ZALIA

Una pareja con dos hijas ocupa las antiguas oficinas de la gerencia. Tienen luz, agua y un perro guardián en mitad del millón de metros cuadrados en desuso

Olaya Suárez

Gijón

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Jueves, 22 de septiembre 2022

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Aseguraba en agosto de 2005 en un acto de la Feria de Muestras el entonces consejero de Ordenación del Territorio e Infraestructuras, Francisco González Buendía, que la ZALIA estaría operativa, al menos en una primera fase, en un plazo de cuatro años, antes de que la ampliación del puerto de El Musel hubiese concluido.

A día de hoy, 17 años después, ni está terminado el primer vial de acceso, no hay subestación eléctrica para suministrar energía a las parcelas y las pérdidas que supone el mantenimiento del millón de metros cuadrados vacíos se estima en unos seis millones de euros al año.

Luis Carlos Dos Santos y Elisabeth Dos Santos simbolizan el devenir del macroproyecto que en su día obligó a expropiar sus casas, y sus vidas, a cientos de vecinos de San Andrés de Los Tacones y en el que ahora hay abandono, plumeros de la pampa, carreras ilegales y viviendas ocupadas.

Esta joven pareja gallega lleva un año y medio viviendo con sus dos hijas pequeñas en la casa que en su día sirvió de oficinas para el personal de la Zona de Actividades Logísticas Industriales (ZALIA). Lo que en su día fue el despacho del gerente es ahora la habitación de este matrimonio. «No teníamos dónde vivir y como sabíamos que esto estaba abandonado, ocupamos la casa con nuestras hijas», resume Luis Carlos, que trabaja «por las noches como transportista». Están allí empadronados y tienen dos hijas, de uno y seis años. La mayor acude al colegio de Monteana y la pequeña permanece con ellos en casa hasta que cumpla los tres años y puedan escolarizarla. «En esta zona no hay guarderías», especifica la madre.

La casa ocupada, con el tendal al sol.
La casa ocupada, con el tendal al sol. l. manso

Tienen luz y agua. Y un perro guardián. «Tenemos el suministro enganchado, la casa está muy bien», resumen. La vivienda fue expropiada a unos vecinos «de toda la vida que se tuvieron que ir a vivir a Oviedo», cuentan en San Andrés. Fue poco después cuando desde la ZALIA adecuaron la casa para convertirla en sus oficinas. La intención era comercializar desde allí las parcelas. En la actualidad de esa actividad empresarial solo queda una valla desgastada en la que se puede leer: «ZALIA, juntos llegaremos lejos».

Por el momento la familia Dos Santos asegura que no ha recibido notificación alguna del juzgado para ser desahuciados. «Por aquí nunca ha venido nadie a decirnos nada... Vivimos tranquilamente como podemos, sin molestar a nadie, con los vecinos nos llevamos bien y no damos ningún problema», dice Luis Carlos. A unos cien metros hay un restaurante y otra vivienda que se salvó de las expropiaciones. A partir de ahí, las parcelas supuestamente industriales se van sucediendo, todas vacías, hasta cerca del polígono de Somonte, a unos tres kilómetros de distancia. «Entendemos que esto va para largo porque no hay ningún movimiento, pero si nos tenemos que ir de aquí nos tendrían que dar otra vivienda para poder vivir con las niñas», aseveran. Dicen no querer dinero, «solo un techo». «El dinero no da la felicidad», ataja Luis Carlos. Un razonamiento que contrasta con los cien millones de euros invertidos en la zona industrial y que por ahora han quedado prácticamente en nada.

Cartel de la ZALIA: «Bienvenidos, juntos llegaremos lejos».
Cartel de la ZALIA: «Bienvenidos, juntos llegaremos lejos». j. pañeda

Elisabeth y Luis Carlos atienden a EL COMERCIO y vuelven a la que ahora es su casa, ajenos a a proyectos de ley para refundaciones de la ZALIA y de los 79,4 millones de deuda que arrastra la sociedad con el Principado. Porque para ellos, su único objetivo es subsistir en su día a día, desde los despachos donde se dirigían los proyectos milmillonarios y que ahora albergan a la familia Dos Santos.

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