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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Viernes, 31 de mayo 2019, 01:24
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Tan solo dos semanas después de que Javier Ledo aceptase una condena de nueve meses de cárcel por incumplir la orden que le prohibía comunicarse con su expareja, ayer regresó a los juzgados de Gijón como presunto autor del crimen de Paz Fernández Borrego, perpetrado en Navia en febrero de 2018. Se trataba de un trámite formal que se celebró a puerta cerrada en el juzgado de Violencia de Género, el mismo que realiza la fase de instrucción.
La comparecencia de la ley del jurado obliga a las partes intervinientes en el procedimiento a trasladar al acusado los cargos que se le imputan, sin perjuicio de que puedan ser modificados en los próximos meses. De esta forma, la fiscalía imputó a Javier Ledo un delito de homicidio, que podría convertirse luego en un delito de asesinato. La calificación inicial no tiene por qué ser por la que luego sea juzgado. Las acusaciones particulares, sin embargo, consideran ya en esta fase que los hechos son constitutivos de asesinato y aprecian agravantes que podrían llegar incluso a llevarles a solicitar la prisión permanente revisable.
La defensa de Javier Ledo, sin embargo, pidió ayer el sobreseimiento de la causa al considerar que las pruebas obtenidas por la Guardia Civil en el domicilio del acusado «no se ajustan a la legalidad». El procedimiento judicial está aún en fase desarrollo. El juicio, que se celebrará por la modalidad de jurado popular, está aún pendiente de señalar. Será, previsiblemente, a principios de 2020.
En el relato de los hechos recogido en el sumario, se apunta que el motivo de la argesión fue que Paz Fernández Borrego le habría cogido a Javier Ledo un sobre con 400 euros cuando estaban en la casa de él en Navia, «después de una tarde recorriendo varios bares consumiendo bebidas alcohólicas».
Cuando el hombre descubrió que le faltaba el dinero del sobre «empezó un forcejeo entre ambos por el bolso, cogiendo él un objeto, probablemente un rodillo de madera, con el que empezó a golpearla en los brazos y en las manos con la intención de que soltara ese bolso». La mujer consiguió zafarse y huyó de la cocina bajando por la escalera para abandonar la vivienda. Ahí, supuestamente, la remató a golpes y luego introdujo el cadáver de la gijonesa en el coche para arrojarlo al embalse de Arbón.
Los restos mortales de la mujer -madre de dos hijos y vecina de Nuevo Roces- fueron hallados dos semanas después por un deportista. Javier Ledo negó haberla visto esa noche y más tarde, estando ya detenido, aseguró que se había tratado de un accidente, que ella se cayó por las escaleras y se murió, y por miedo a un nuevo juicio, decidió ocultar su cadáver. Estaba pendiente de un juicio de malos tratos a su expareja y madre de su hijo. Lleva desde entonces en prisión.
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