«Los de fuera flipan, pero la fiesta de la sidra es de los gijoneses»
Fiesta de la Sidra ·
Rosabel Berrocal, organizadora de este certamen desde 1996, se despide este año llevándose el premio 'Tonel de Oro'Secciones
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Fiesta de la Sidra ·
Rosabel Berrocal, organizadora de este certamen desde 1996, se despide este año llevándose el premio 'Tonel de Oro'EUGENIA GARCÍA
Martes, 21 de agosto 2018, 02:42
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Se mueve entre los puestos del Mercadín como pez en el agua, pero no da dos pasos sin que alguien la pare para consultarle algo o regalarle un «¡ya estáis aquí!» a modo de bienvenida. Este año, Rosabel Berrocal (Gijón, 1953) se despide tras 22 ediciones al frente de la Fiesta de la Sidra Natural y lo hace con un reconocimiento «muy especial», el Tonel de Oro. A partir de ahora, confiesa, cambiará el móvil por el vaso y disfrutará del certamen como debe ser: «Tomando unos culinos».
-Sencillamente, me llegó heredada. La empezó a organizar Miguel Acevedo en el año 1991 y cuando se formó la Sociedad Mixta de Turismo y Festejos me la asignaron.
-Más pequeñina, pero muy entrañable. Se hacía el 15 de agosto. Venían los lagareros y eso era todo lo que había, creo que no tenían ni programa.
-Fue lo primero que hice al llegar. Lo movimos al último domingo de agosto, porque el día 15 ya hay muchas cosas y así se prolongaba ligeramente el verano.
-Creamos el Elogio de Oro, después el Mercadín, y poco a poco comenzamos a introducir actividades.
-Creo que empezó en 2001.
-No. El presidente sectorial de frutas y hortalizas de Campoastur, Álvaro Juan Menéndez, estuvo como un año persiguiéndome (ríe). Me decía, «¿por qué no hacemos un récord como el de 'Fairy'?». Me sonó muy raro, pero tanto insistió que le dimos vueltas a ver cómo se podía hacer... y lo hicimos.
-Al final fue muy bien. Juanma Castaño hizo de 'speaker' y animador. Lo organizamos en San Lorenzo, hasta que un año calculamos mal la marea y aunque podíamos bajar a la arena el agua nos acababa cogiendo, así que tuvimos que subir al Náutico. Para no tener que preocuparnos, cambiamos la ubicación.
-Año a año se incrementa la participación, salvo hace dos ediciones.
-No, de hecho ha habido ediciones en las que llovía y aún así se batía el récord. Incluso con tormenta, la gente subía a la calle, se refugiaba y cuando parecía que escampaba volvía a salir. Creo que aquel agosto nos confiamos , quizás pensamos «bah, total, siempre va mucha gente...». Y nos quedamos sin récord.
-No sabría qué decir. El concurso de escanciadores es una faceta interesante, los cancios de chigre transmiten una energía muy emocionante -¡y la gente canta bien!-, el Mercadín tiene cosas preciosas y muy peculiares, además de una afluencia enorme... En general es una actividad muy bien recibida. Todos los comercios quieren el cartel y los programas vuelan, haste el punto que este año hemos tenido que imprimir 5.000 más.
-La gente de fuera flipa, pero la de aquí lo disfruta, y está hecho pensando en ellos. Eso es lo más guapo: la Fiesta de la Sidra es de la gente. Nosotros hemos puesto la logística, pero Gijón es protagonista, se ha apropiado de ella. Y eso se nota.
-Son los dueños de la fiesta, desde el comienzo.
-No, para nada. Soy la tercera mujer que lo recibe y solamente ha habido otras dos personas que no eran lagareros. Me hace muchísima ilusión, me parece un galardón muy importante y no tengo muy claro por qué me lo dieron (ríe).
-Solo hubo una actividad que no conseguí sacar adelante, un concurso culinario. Ahora queda todo en buenas manos, jóvenes, creativas.
-¡Cómo no voy a venir a tomar unos culinos!
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