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José Luis Camacho, del Zascandil, sirve una consumición a Óscar López y Nansy García.

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José Luis Camacho, del Zascandil, sirve una consumición a Óscar López y Nansy García.

«Hay ganas de disfrutar, la gente está ya cansada»

Apertura de interiores. La hostelería, «optimista» con las vacunas, celebra la actividad dentro de los locales en el primer fin de semana tras mes y medio cerrados

OLAYA SUÁREZ

Domingo, 28 de febrero 2021, 02:17

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La gente tiene ganas de disfrutar y pasarlo bien, está ya muy cansada... Un año se hace muy largo». José Luis Camacho, propietario del Zascandil, atendía al mediodía de ayer a los primeros clientes dentro de su restaurante en el barrio de El Carmen. «Para hoy tengo cuatro mesas reservadas dentro y lo que vaya viniendo, además de la terraza... Hemos tenido que ir adaptándonos a los que toca y por ejemplo, a día de hoy, la comida para llevar y la entrega a domicilio está funcionando muy bien y ha llegado para quedarse, solo el viernes por la noche tuvimos once pedidos», explica el hostelero mientras le sirve una consumición a Óscar López y Nansy García. «No está para la terraza porque hace mucho frío y no dudamos a la hora de entrar, si se cumplen las medidas de seguridad y no hay tumultos de gente, estamos a gusto y bien dentro», dicen.

El de ayer fue el primer sábado después de mes y medio en el que los hosteleros pudieron volver a la actividad dentro de los locales, con restricciones de aforo y distancia de dos metros entre sillas, pero con la posibilidad de volver a servir en el interior. Gerardo Gómez, de la cervecería Peak and Mcqueen señala que estas últimas semanas vivían «pendientes de la aplicación del tiempo para ver si abríamos la terraza, esto no es como en Málaga, aquí llueve y hace frío...». A su juicio, las limitaciones para no poder atender en la barra «no se entienden». «Un cliente puede ir a recoger un pedido de comida a un restaurante pero, sin embargo, aquí me vienen a pedir a la barra una cerveza para tomar en la mesa y no se la puedo dar, tengo que ir yo a llevársela directamente...», lamenta.

Dani García, de El Paralelo, señala que «lo primero es la salud, eso es evidente, y si nos obligan a cerrar, lo aceptamos, pero claro, organizar un negocio a nivel de empleados y producto con todos los cambios que hemos tenido durante los últimos meses se hace muy complicado...», comenta resignado.

Alguno no ha podido abrir aún sus puertas por la premura con la que anunciaron las nuevas medidas. Fue el caso de Ricardo Señorán, del restaurante Farragua, quien explica que «por el tipo de materia prima que tenemos, no podemos avisar de un día para otro a los proveedores, así que estamos preparándolo todo para poder abrir el lunes». El restaurador se muestra «optimista». «Esperemos que poco a poco ya vaya volviendo todo a la normalidad y que las vacunas vayan mejorando la situación, tenemos fuerzas para seguir adelante y muchas ganas de trabajar, pero se está haciendo muy duro...», señala, con ganas de retomar el día a día del negocio. En su caso, no disponen de terraza, por lo que el cierre fue total durante el último mes y medio.

«La gente se siente segura»

En la sidrería Rubiera, en la calle Asturias, mantuvieron desde enero abierta la terraza y el servicio de comida para recoger. Ayer, el local estaba al mediodía prácticamente con el aforo completo. «Cumpliendo con todas las medidas la gente se siente segura», dice el propietario, Marcelino Orviz.

Los hay, sin embargo, que optan por evitar los espacios interiores, como Manuel Valdés, quien explica que prefiere «tomar algo fuera, en una terraza, hay que tirar por la economía , pero yo soy una persona de riesgo y quiero tener mucha cautela ahora que ya empezamos a ver la luz al final del túnel».

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