Mercedes González (tesorera), Abel Junquera (vicepresidente), Araceli Gosende (secretaria) y Rubén Menéndez (presidente), miembros de la junta directiva de Botón, en las instalaciones del Hotel Asociaciones. E. C.

Asociación Botón, Premio Solidaridad 2024 de la FAV de Gijón

«El deporte mejora la vida de los niños que han pasado un cáncer»

La Asociación Botón, que ayuda con el ejercicio a menores que son o fueron pacientes oncológicos, recibirá el Premio Solidaridad 2024 de la FAV el próximo 24 de enero

E. C.

Miércoles, 8 de enero 2025, 18:35

«La asociación Botón no debería existir», dice su presidente, Rubén Menéndez. Antes de hacer saltar las alarmas, explica que si se creó la entidad fue para dar respuesta a una carencia dentro del cáncer infantil. Una enfermedad «que no debería haber en el mundo». Su propósito es ayudar a pacientes y supervivientes mediante intervenciones de ejercicio para mejorar el estado físico durante o tras los tratamientos. Esta labor caritativa y altruista que realiza desde el 2017 le otorgó el Premio Solidaridad 2024 de la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV) de Gijón, que se entregará en una gala en el Teatro Jovellanos el 24 de enero.

Publicidad

Fue hace más de un lustro cuando Rubén Menéndez y Araceli Gosende, ambos fisioterapeutas, vieron que existía un vacío en el planteamiento del ejercicio terapéutico en niños con cáncer. Así que empezaron a investigar sobre el tema. Casualidades de la vida, en aquel momento una familia les contó su caso. Su hijo había superado un cáncer y quería volver a hacer deporte. «Nos preguntaron si conocíamos a algún compañero especializado en este caso», recuerda Menéndez. Fue entonces cuando ofrecieron sus servicios. «Todo fue bien y lo que planteamos era seguro». A partir de ahí decidieron formar Botón.

¿Por qué una asociación? «El gasto medio en una familia al tener un niño en tratamiento oncológico se incrementa hasta en 600 euros mensuales», recalca el presidente. «Montar una consulta sería lo más fácil, pero bastante complicado es ya el momento que están atravesando».

Actualmente, son solo Araceli y Rubén quienes ejercen como fisioterapeutas voluntarios. La junta de la asociación la completan Abel Junquera, vicepresidente, y Mercedes González, tesorera, quienes trabajan en unas salas cedidas en las instalaciones del Hotel de Asociaciones sito en Hermanos Felgueroso.

En este momento, atienden a diez niños y adolescentes. Su paciente más joven es un bebé de solo catorce meses. El límite de edad son los 21 años.

Su método de trabajo, que consiste en «la supervisión, la adaptación y la seguridad», es el siguiente. Las familias les contactan a través de correo electrónico y ellos concretan una visita en su casa. «Es el lugar donde los menores se sienten más protegidos». Ahí realizan distintas pruebas para medir sus capacidades en cuanto a fuerza, equilibrio, sensibilidad... Pero también valoran su entorno psicosocial. Consideran muy importante establecer unos objetivos con el paciente, que se pactan desde el principio. «Pueden variar desde volver a montar en bicicleta hasta jugar al fútbol», explica Menéndez. «Esto sirve para marcar metas y hacer a los chicos partícipes en el proceso».

Publicidad

Una vez estudiado el caso, se crea el perfil de cada niño, que varía de bajo, medio u alto en función de distintas capacidades. Se les diseña un programa y, pasado un tiempo, se juntan con otros usuarios que están en sus mismas condiciones. Entra entonces el factor social. «Estas son enfermedades largas y los niños también tienen sus momentos bajos, a veces los juntas con otros y se pueden convertir en un verdadero apoyo», afirma Menéndez.

De cara al paciente superviviente, Botón se centra en el deporte porque, científicamente, «hacer ejercicio de forma regular es una píldora para lograr la mayor supervivencia posible. Está comprobado». Por eso, uno de los objetivos de la asociación es que el menor siga realizando algún tipo de deporte una vez que termine el trabajo con ellos.

Publicidad

Un local propio

El reconocimiento de la FAV se extiende a todos los padres, niños y adolescentes que confían en la asociación. Con este impulso, Botón seguirá «picando piedra para llegar a todos los niños posibles» y, a su vez, para que «se normalicen las intervenciones de ejercicio siempre y cuando sean desde la supervisión, la adaptación y la seguridad». Como último deseo a corto plazo, quieren conseguir «un local propio donde seguir trabajando más y mejor».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad