Gijón en el Atlas del Rey Planeta
Primera vez en el mapa. La primera representación cartográfica data de 1624 y figura en el Atlas artístico más importante del siglo XVII en Europa, que estuvo tres siglos desaparecido
Gijón figuraba en el que está considerado el atlas artístico más importante de Europa y no lo sabíamos. Poco se ha hablado de este importantísimo documento histórico, la vista más antigua de Gijón. Esta colección de mapas fue encargada por el rey Felipe IV en 1622, apodado «el Rey Planeta» por encabezar el mayor imperio del mundo en el primer cuarto del siglo XVII y quien también encargó Las Meninas. También sale en la serie Águila Roja. El atlas se titula oficialmente «Descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos».
Estuvo tres siglos desaparecido, una política de sigilo deliberada, hasta que los geógrafos Fernando Marías y Felipe Pereda lo descubrieron, en 2002, en la Biblioteca Imperial de Viena, a donde fue llevado seguramente por alguno de los austrias.
Esta obra venía a satisfacer una necesidad geoestratégica de la corona, para conocer con el mayor detalle todas las plazas fuertes y villas costeras que pudiesen ser atacadas. Sólo sabían de la factura del atlas Felipe IV y los tracistas portugueses a quienes les encargó semejante empresa: el cosmógrafo mayor del reino, Juan Bautista Lavanha, y el cartógrafo Pedro Teixeira, que al fallecer Lavanha se encargó en solitario de realizar este catálogo de vistas no muy idealizadas del contorno español y peninsular.
Teixeira subió a un barco para realizar esta serie de vistas desde el mar, saliendo desde Fuenterrabía en 1622 y concluyendo en Rosas (Gerona) en 1629, precisamente donde estuvo El Bulli de Ferrán Adriá, el mejor restaurante del mundo. A esos 8 años se sumaron otros 6 en tierra para terminar de realizar las vistas de cada ciudad pintadas al temple. Hay una parte literaria descriptiva de la historia y el territorio que se recorre y luego un compendio de 116 vistas, que las hay sólo de ciudades, de provincias y un mapa general de España y Portugal. Las mediciones y el cálculo de escalas debían hacerse de una manera muy difícil y elemental subido a un bote fuera del barco, ya que no había los artilugios y las técnicas que hubo 200 años después.
En lo gráfico sólo basta verlo para poder deleitarse: la paleta de colores es un clásico de época medieval. Al mar lo entramaba haciendo movimientos de olas, también lo ocupaba o tapaba con barcos, escudos heráldicos de los reinos, rosas de los vientos y cartelas. Las ciudades y su área posterior estaban ampliamente y perfectamente rotuladas; el caserío estaba dibujado con perspectiva (no era plano); se ponía especial atención a los puertos y a las murallas, y los ríos y láminas de agua también estaban bien representados, al igual que los cerros peninsulares y las bahías.
En el caso de Gijón, rotulado como «Xixón», vemos una perfecta simetría con el cerro en medio de los arenales de Pando y San Pedro; la ermita o faro de «Santa Catalina»; la «laguna» del Humedal; el «río Pilas» (con A); la iglesia de San Pedro; el caserío concentrado entre Cimadevilla (con retranqueo falseado a posta) y El Carmen, y una importante orografía al fondo y lateral, donde el cabo de Torres aparece con un puerto (donde se hizo El Musel) y una pequeña fortificación. Esta vista se hizo hacia 1624.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.