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Javier Labrada, frente al Teatro Campoamor, en el que cubre las temporadas de ópera y zarzuela para una revista. PABLO LORENZANA
«En Gijón tenemos un campus muy digno, pero no acabamos de creerlo»

«En Gijón tenemos un campus muy digno, pero no acabamos de creerlo»

Javier Labrada. Ganador de la beca 'Dreamer Silicon Valley' ·

«Los conocimientos técnicos son importantes, aunque creo que hay que buscar proyectos más allá para diferenciarse de cara al mercado laboral»

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Lunes, 27 de agosto 2018, 03:20

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Se define en una red social como «firme defensor de la formación no reglada», pero ello no es óbice para que después de graduarse en Naútica y Transporte Marítimo haya decidido estudiar Ingeniería Electrónica Industrial y Automática en la Escuela Politécnica de Gijón. Con apenas 22 años, Javier Labrada (Oviedo, 1996) tiene claro que cualquier formación debe ser transversal y por ello compagina sus estudios con la crítica musical, la construcción de drones y el asociacionismo universitario. Acaba de regresar de Estados Unidos, donde participó en el programa de innovación Imagine Silicon Valley gracias a una beca ofrecida por la Fundación Banco Sabadell.

-Será un estudiante modélico.

-Tampoco. Siempre he sido buen estudiante, nunca tuve problema en aprobar pero no fui el típico que sacaba dieces. Y en la carrera lo mismo, no soy de matrículas pero la saqué año por año.

-¿Tenía claro lo de Náutica?

-No hay ningún antecedente en mi familia, pero desde pequeño me obsesionaban los barcos. Me encantaban, recuerdo leer muchísimo sobre el tema, así que en el momento de terminar la Prueba de Acceso a la Universidad lo tuve claro.

-Cuando estaba en la Escuela de Marina Civil, por el tiempo que pasaba allí cualquiera diría que estudiaba en la Politécnica...

-Buscaba alguna actividad paralela y en Marina había pocas, pero a pocos metros me encontré una variedad tremenda. Me gustaban la electrónica y los ordenadores, una chica me dijo que organizaban unas jornadas de drones y acabamos fundando la asociación Drone4Students.

-Asociación que dejó de presidir hace pocos meses...

-Fue una experiencia muy enriquecedora. A lo largo del tiempo que estuve en Drone4Students aprendí a desenvolverme en el mundo real, a estar en contacto con gente de empresas y la Universidad. Gracias a ella conocí a muchísima gente, a quienes estoy muy agradecido porque apoyaban cualquier idea con la que llegase.

-Entre otras, la de crear el primer Congreso de Emprendimiento e Industria 4.0. ¿Cómo surgió?

-Tras organizar un ciclo de conferencias, vimos que las jornadas de drones despertaban mucho interés, que la gente se animaba. El congreso fue la continuación natural de lo que veníamos haciendo. El concepto de industria 4.0 estaba sonando con mucha fuerza y decidimos fusionarlo todo y organizar algo que fuera más allá. Llegamos a reunir a 50 ponentes en un simposio de dos días, celebrado en abril, que salió muy bien. Solo espero que desde la asociación lo mantengan y que el germen siga creciendo con las próximas generaciones hasta convertirse en un evento de referencia, con la singularidad de que son los estudiantes desde la Universidad quienes lo organizan.

-¿Qué le aportó organizarlo?

-El tener que buscar ponentes, patrocinadores y alianzas me aportó mucho a nivel interpersonal. Hasta hace año y medio no conocía nada de las entidades que hay en Asturias. Gracias al congreso descubrí muchas empresas relacionadas con la digitalización y me he dado cuenta de que existe un tejido empresarial bastante importante. Tanto Gijón como Asturias en general no son para nada un mal sitio para emprender.

-¿Cómo saca tiempo para todo?

-Sobre todo intento optimizar el tiempo que dedico a cada cosa y no me paso horas haciendo como que estudio o estudiando a medio gas. Le dedico únicamente el tiempo necesario para obtener los resultados que quiero. Pero la verdadera clave es que disfruto de todo lo que hago, por lo que no me supone un esfuerzo extra entregarme a estos intereses.

-¿A qué se debe esa actitud emprendedora?

-No soy nadie para dar consejos, pero creo que para destacar la clave es diferenciarse, tratar de ir más allá de lo marcado. Ir a clase es fundamental, sin formación académica el resto no tiene sentido, pero más allá de los conocimientos técnicos animo a la gente a buscar proyectos, ir a charlas, apuntarse a una asociación...Todo aquello en lo que he conseguido trabajar fue gracias a diversificar, a hacer algo distinto.

-¿Crítica musical por ejemplo?

-Ser ingeniero no está reñido con las Humanidades. Hace tiempo comencé a escuchar música clásica y me sorprendió, así que me puse en contacto con revistas 'online' y empecé a trabajar. Llevo cuatro años escribiendo críticas y cubro las temporadas de ópera y zarzuela en el Campoamor. Creo que eso me ayudó a conseguir el premio.

Muestra itinerante

-La beca 'Dreamer Silicon Valley'.

-Con esa mentalidad de no quedarme únicamente con las clases, cuando un amigo me comentó la existencia del II Concurso Universitario de Talento y Emprendimiento Champ-U y me propuso participar me lancé. Planteamos la idea de hacer un dron para inspeccionar oleoductos, durante dos días le dimos forma con un plan de negocio completo y acabé ganando tanto el premio individual como por equipos.

-¿En qué consistió la experiencia?

-Fue un viaje impresionante. Junto con otras once personas, recorrimos desde Los Ángeles hasta San Francisco. Al llegar a Silicon Valley participamos en el programa de innovación: Nos plantearon desarrollar un proyecto para una exposición y creamos un formato de muestra itinerante e inclusiva que versa sobre cómo va a ser el año 2030. Presentamos el proyecto en Google ante inversores y repetiremos la presentación en Barcelona en octubre. Si todo va bien, se pondrá en marcha a lo largo de 2019.

-¿Cómo es Silicon Valley?

-Visitamos Coursera, Netflix, Twitter, Apple... Lo que más me llamó la atención fue el talante emprendedor. La principal diferencia entre su actitud y la nuestra es que ellos son atrevidos, funcionan bajo la premisa de que «el no ya lo tienes» y al contrario que aquí se fomenta el autoaprendizaje y el desarrollo personal. Pero en cambio carecen de las ayudas que sí tenemos en Gijón, no existe un Impulsa. Creo que perfectamente podríamos ser más emprendedores solo con cambiar la actitud. En la EPI, por ejemplo, tenemos un campus muy digno -a nivel de charlas, instalaciones, profesores...- y no nos lo acabamos de creer.

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