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Los hijos y nietos de Mariano Norniella, en primera fila, lloran su pérdida en la iglesia de Nuestra Señora de Begoña, en Gijón. Paloma Ucha
Gijón despide a Mariano Norniella: «Mi güelu era feliz con poco: su sidra, sus patatas y sobre todo su familia»

Gijón despide a Mariano Norniella: «Mi güelu era feliz con poco: su sidra, sus patatas y sobre todo su familia»

El funeral por el popular empresario sidrero de Sidra Extra M. Norniella llenó la iglesia de Nuestra Señora de Begoña para arropar a la familia de un hombre que destacó por su «trabajo y entrega»

María Agra

Gijón

Jueves, 6 de marzo 2025, 20:19

Fueron muchos los que se acercaron este jueves a despedir a Mariano Norniella en la iglesia de Nuestra Señora de Begoña, en Gijón, y arropar a la familia de este referente del mundo sidrero después de toda una vida dedicada a la empresa que fundó su abuelo y que ahora continúa su hijo José Antonio: Sidra Extra M. Norniella. Pero, sobre todo, Mariano destacaba por ser un hombre sencillo que «era feliz con poco: su botella de sidra, sus patatas fritas, sus 'cacahueses' a media mañana, su imperdonable siesta antes de 'Pasapalabra', su cigarrillo en la terraza, su Real Madrid, su Real Oviedo y su escoba con güelita antes de comer; pero si algo le hacía verdaderamente feliz era su familia».

Con estas palabras de su nieto mayor, Carlos Norniella, enmudeció el templo y la emoción desbordó a los allí presentes. Tras él, subió al altar otro de sus catorce nietos, Jaime Varela, para leer unas palabras de parte de su hermano Daniel, que se encuentra fuera de España en estos momentos. «Tú me enseñaste que siempre hay que valorar lo que tenemos y yo de mayor quiero ser como tú. Cuando tenga mis hijos te miraré a ti como ejemplo y les enseñaré lo importante que es la unidad familiar. Pronto estaré en España para cumplir tu mayor deseo: estar con güelita todo lo que pueda», le aseguró, y regaló a los asistentes un trocito de su intimidad antes de darle el útlimo adiós: «Siempre me acordaré de comer con 'güeli' y contigo y darte alguna patatina frita a escondidas porque güelita no te daba».

Recuerdo en la misa del domingo

Con su mujer Mercedes, sus cinco hijos (Puri, Josan, Mercedes, Cristina y Lucía) y sus nietos en primera fila, el párroco Ángel Izurubieta, vicario de la parroquia, quiso que el primer motivo de la eucaristía fuese una acción de gracias «por el regalo de la vida de Mariano». Una vida rica y fructífera con una fe honda que impregnaba todas las facetas de su vida. «Al final, a él ya le costaba venir hasta aquí, pero seguía haciéndolo. Siempre me preguntaba: '¿Cuándo vais a poner una cinta mecánica para subir sin tanto esfuerzo estos escalones?'», recordó.

El funeral terminó con el Canto a la Santina, demostrando el amor que Mariano le tenía a la Virgen, y volverán a recordarle en la misa de este domingo.

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