Formación del final de la exhibición de la Patrulla Águila formando con humo los colores de la bandera de España, en la zona derecha de la bahía. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

Gijón disfruta con un festival «espectacular»

Los pilotos se mostraron impresionados con «el increíble ambiente que se ve desde aquí», con unas 300.000 personas siguiendo los vuelos

Lunes, 31 de julio 2023, 01:22

A las once de la mañana ya había riadas de ciudadanos que discurrían por las calle de Gijón con un único destino, la playa de San Lorenzo. Los que pasaban por la plaza del Instituto se encontraron con una sorpresa, como fue la exhibición de la Patrulla de Honores del Ejército del Aire. Muchas personas se arremolinaron haciendo fotografías. Pero era solo el aperitivo. A las doce del mediodía estaba previsto el inicio del XVII Festival Aéreo Internacional de Gijón: tres horas y media de pura adrenalina y piruetas aeronáuticas para deleite de grandes y pequeños. Y es que decenas de miles llenaron el paseo del Muro, desde la iglesia de San Pedro hasta más allá del Sanatorio Marítimo, así como la poca playa de dejaba al descubierto la pleamar, multitud de terrazas hosteleras y hasta la propia calzada de la avenida de Rufo Rendueles, que fue cerrada al tráfico durante la celebración del festival. Según datos de la Policía Local, unas 300.000 personas siguieron en directo el festival.

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Hubo dudas a primeras horas de si podrían participar todas las aeronaves anunciadas. Las que tenían que despegar desde el aeródromo de La Morgal se encontraron con un amanecer entre la niebla. Incluso, en algunos momentos apareció un ligero orbayo. La previsión meteorológica indicaba que mejoraría el tiempo a partir del mediodía. Y dicho y hecho. Nada más comenzar el festival, las nubes fueron dejando paso a un cielo azul y un sol que brilló tanto como las maniobras de los pilotos. Muchos de ellos pertenecían a las Fuerzas Armadas o son profesionales de aerolíneas y se dedican al vuelo acrobático. Durante sus actuaciones, la megafonía contactó con ellos por radio y todos coincidían en lo mismo. «Hay un ambiente impresionante. Puxa Asturies», dijo el piloto del helicóptero de la Armada, o «estamos impresionados con el ambiente que se ve desde aquí», remarcó otro compañero. Los pilotos de vuelo acrobático Ramón Alonso y Juan Velarde fueron especialmente cariñosos con Gijón. «Es un auténtico placer volver a volar en los cielos de mi abuelo», decía el primero, mientras que el segundo aseguró que «es un lujo y un orgullo volar aquí para vosotros». También desde el helicóptero del Ejército de Tierra hubo piropos para la ciudad: «El festival es espectacular y las vistas desde aquí son increíbles». Y también hubo hasta un toque de humor cuando el piloto del avión desde el que saltaron los paracaidistas de la PAPEA saludó a las decenas de miles de espectadores con un «¿Cómo están los máquinas?», emulando a David Bisbal en un reciente concierto en Madrid.

Control de vuelo

En toda la playa había bandera roja para prohibir el baño, por cuestiones de seguridad durante los vuelos. Además, el festival coincidió con la marea alta, lo que restó mucho espacio para los bañistas, al igual que la zona de arena reservada para el aterrizaje de los paracaidistas frente a la escalera 14. Esas restricciones no causaron ningún problema, todo lo contrario, cuestión que agradeció reiteradamente el 'speaker' del festival, Antonio Hinojosa. En las instalaciones de salvamento de la escalera 12 se instaló el punto de control de vuelo, labor que corrió a cargo de controladores de la Armada. Allí también seguían las evoluciones de los pilotos el director del festival, Pablo González, y los responsables de Policía Nacional, Guardia Civil, Bomberos, salvamento en playas y Protección Civil.

Y a las doce en punto, con una gran cantidad de barcos fondeados en la bahía para contemplar el espectáculo desde otro punto de vista, entraron en escena los dos primeros aparatos, dos ultraligeros con base en La Morgal -KP-2U Skyleader 200 y BRM Land Africa- que mostraron lo que se puede ver en el aeródromo de Llanera. Los pilotos animaron a los interesados a que se acercaran a él para conocer este interesante modo de adentrarse en la aeronáutica.

Los siguientes fueron los dos aparatos Grob G 109B de la Patrulla AeroSparx, que la noche anterior habían hecho las delicias del público con sus maniobras y pirotecnia. Ayer, estos motoveleros hicieron un picado desde los mil metros de altura, soltando humo y haciendo todo tipo de figuras a velocidad lenta, como toneles, 'loopings' y formaciones cerradas.

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Los helicópteros no faltaron a la cita. El primero en aparecer fue un Eurocopter EC-135 de la Policía Nacional, llegado de Zaragoza, que mostró su versatilidad con diversos tipos de paradas en vuelo (estacionarios) y vuelos laterales. El Helimer Cantábrico Augusta AW 139, otro de los habituales, realizó una exhibición de salvamento con grúa y rescatador en el agua, justo frente al Campo Valdés. Otro helicóptero en escena fue un AB-212 de la Armada, famoso por ser el tipo de aparato que aparece en la película 'Apocalypse Now'. Realizó varias pasadas sobre la playa y vuelos estacionarios y laterales. Y tampoco faltó en Gijón el helicóptero AS 365 Dauphin, uno de los cuatro que posee la Guardia Civil y que se distingue por su vuelo silencioso y utilización en rescates. Pero el más moderno de estos aparatos fue el NH 90, del Ejército de Tierra, con capacidad para 23 personas o 4.200 kilos de carga. Una impresionante aeronave que causó la sensación del público cuando realizó un vuelo muy bajo, con la puerta lateral abierta y una bandera de España desplegada.

Una patrulla de aviones históricos como fue la Formación Quijote, compuesta por un Reims Aviation FTB 337 G y una Cessna 305 C, llevaron al público prácticamente a los inicios de la aviación, mientras que la modernidad la trajo el CN-235 turbohélice de la Guardia Civil.

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Un público entendido

Los organizadores reconocen que el de Gijón ya es un público entendido, pues aplaudieron de forma espontánea las intrincadas maniobras que desarrollaron los pilotos acrobáticos Jorge Macías, con un Laser Z 300 de tecnología híbrida y biocombustible; Ramón Alonso, con su Sukhoi 31, y Juan Velarde, a los mandos de Extra 330 ST. Figuras imposibles y maniobras arriesgadas que ponían sus cuerpos al límite soportando muchas 'G' de presión encandilaron a un público que aplaudió a rabiar figuras como el tonel rápido, el 'jumping bang', giros en barrena, maniobras en las que parecía que el avión se quedaba suspendido en el aire o barrenas planas, entre otras muchas que resultaban incluso difíciles de imaginar.

Pero los platos fuertes, por los que todo el público estaba esperando, llegaron al final del festival. Desde unos 1.200 metros de altura se lanzaron desde un CN-295 siete paracaidistas de la patrulla PAPEA. Tres lo hicieron con paracaídas rápidos, siendo el primero en tomar tierra el gijonés cabo primero Rivas. Otros dos compañeros hicieron el descenso en tándem, es decir, un paracaídas sobre el otro, desplegando la bandera del Ejército del Aire. Los dos últimos descendieron en formación en espejo, portando la bandera de España. Fue uno de los momentos en los que más fuerte sonaron los aplausos del público.

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De manera sorpresiva irrumpió en escena el atronador Eurofighter. Si hasta ese momento el 'speaker' iba narrando lo que se veía sobre la bahía de Gijón, durante la exhibición de este caza sólo se escuchó el tronar de sus motores. Tal era su velocidad a pesar del reducido espacio de vuelo que al público le costaba captarlo en una fotografía. Eso sí, levantó fuertes aplausos entre la concurrencia.

Y como en su casa se sintieron los pilotos de la Patrulla Águila. Aparecieron sobre la bahía desde la ciudad, cuando el público esperaba verles llegar desde la mar. Los seis aviones se esmeraron en hacer impresionantes formaciones y arriesgados cruces que causaron el «ohhhh!!!» en el público. Se nota que la Patrulla Águila es de las más queridas en la ciudad, pues los aplausos eran continuos con sus formaciones delta, champán o mirlo, y maniobras como el sacacorchos, espejo, toneles rápidos, caracorum o cruce España. El final de su exhibición fue con las seis naves en formación formando los colores de la bandera de España con su efecto humo. Y es que prometen que volverán a participar en el que dicen que es el mejor festival del país.

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