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«Llegaron a la lavandería muy nerviosas, me pidieron que llamase al 112 y antes de que llegasen los médicos ya se querían ir, fui ... yo la que les dije que se tenían que quedar para decirles lo que había pasado, pero ellas no querían». La testigo que llamó a los servicios de emergencia la tarde en la que el joven Saúl Iglesias falleció en un piso de citas del barrio de Laviada, declaró hoy lunes en el juzgado y explicó que la madre y la hija imputadas en el caso «se querían ir y tenían una actitud muy extraña». Le pidieron el teléfono porque, supuestamente, no podían utilizar ninguno de los siete móviles que tenían en el domicilio. Bajaron a la calle y entraron a una lavandería para pedir a esa mujer que avisase a los médicos.
En el marco de la fase de instrucción declararon también los sanitarios que acudieron al edificio de la calle Avilés. En el descansillo del quinto piso yacía el cadáver del joven. «Solo pudimos confirmar el fallecimiento», señaló. De la investigación se desprende que el chico de 24 años fue sacado con vida de la vivienda en la que se encontró indispuesto y que las dos procesadas lo arrastraron hasta la puerta del ascensor. En el mismo lugar fueron hallados restos de vómito, lo que vendría a demostrar que aún tenía vida cuando lo arrastraron desde el interior de la vivienda cuando empezó a sentirse indispuesto.
Entre las declaraciones de los testigos que ayer relataron lo vivido aquella tarde de octubre de 2023 estuvieron también los primeros agentes de la Policía Nacional que se personaron en el lugar.
La jueza que instruye el caso ha dictado una orden de búsqueda y detención para la más joven de las dos investigadas tras no cumplir con la orden de acudir a firmar al juzgado y entregar el pasaporte. La otra mujer, madre de la primera sí que está cumpliendo con las medidas cautelares, si bien su hija, supuestamente, habría viajado a Colombia, su país natal.
La jueza les impuso en diciembre a las dos las medidas cautelares al considerar que existían indicios de criminalidad en la muerte del joven. La decisión se tomó una vez revisados todos los informes y las pruebas aportadas a la causa.
La autopsia determinó que el fallecimiento de Saúl Iglesias se produjo por un fallo multiorgánico derivado del consumo de sustancias estupefacientes. Sin embargo, desde el primer momento se plantearon muchos interrogantes sobre la forma de actuar de las dos prostitutas que se encontraban en el piso de la calle Avilés, en el barrio de Laviada, y que, supuestamente, realizaron varias transferencias a sus cuentas bancarias desde el teléfono de la víctima por un valor aproximado de 4.000 euros.
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