«Una hora es poco tiempo para todo»

Desde bien temprano, el ajetreo se dejó notar en la entrada principal del recinto ferial Luis Adaro. Algún chasquido de mechero que no quería encenderse, auriculares en las orejas, ojos pegados a los teléfonos móviles y corrillos de tres a cinco personas. El tema principal de la conversación, claro está, se centraba en las posibles preguntas con las que se encontrarían, minutos después, en el examen de Emulsa, realizado ayer en dos tandas. A medida que se acercaba la hora de la prueba, los más madrugadores apuraban sus cigarrillos, mientras que los que llegaban más rezagados aceleraban el paso para entrar al recinto y buscar su aula correspondiente.

El perfil de los aspirantes fue tan variado como su preparación previa. Algunos, confiados, esperan lograr una buena posición en esta bolsa de empleo, mientras que otros acudieron al examen «a probar suerte».

También se presentaron generaciones de padres e hijos. Un caso particular fue el de Agustín Martín y su hijo Fernando. El joven, de 27 años, tiene una diversidad funcional llamada 'retraso madurativo', que le dificulta su capacidad para leer y expresarse, pero que, según indica su padre, «aprende a hacer las cosas de manera mecánica». Estas personas, añade Martín, «están en su derecho a tener la posibilidad de trabajar».

Fernando entró acompañado por una tutora -su padre no podía hacerlo, ya que también se presentaba al examen- y realizó la prueba junto a otras dos personas con necesidades especiales, con una hora extra de duración. «Como fue una prueba escrita, le costó hacerla», explica a la salida Agustín Martín, quien considera que «los exámenes deberían ser un poco más prácticos para las personas con este tipo de problemas, porque también pueden ser válidos para el trabajo». Unas barreras, comenta, «que todavía están por ser eliminadas».

También tras el examen hubo opiniones para todos los gustos, como la de Manuel Zanol, quien esperaba «muchas menos preguntas sobre callejero y alguna sobre la historia de Emulsa». Por su parte, Miguel Ángel García salió «muy contento» a pesar de que «una hora es poco tiempo» porque considera que «en las últimas preguntas ya ibas algo apurado y había que pensar un poquito».