La iglesia de San Pedro, protagonista de la celebración religiosa

Después de la misa de las 12.30 en la iglesia de San Pedro, el agua bendita será arrojada sobre el mar y tras ella, un ramo de flores que pondrá fin al ritual. La bendición de las aguas es una tradición que supera los 150 años, cuando se pedía al Cielo que protegiera a todos los niños de Cimavilla que se bañaban en la playa. Desde hace tres años, con el nuevo equipo de gobierno que preside la alcaldesa Ana González, ya no se hace aquel parlamento entre sacerdote y regidor porque sus miembros decidieron no asistir a actos religiosos. El párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, no entiende esta ausencia porque «las tradiciones son sagradas y esta es una fiesta consolidada, y ni la alcaldesa ni yo somos nadie para romperlas». Gómez Cuesta recurrió al fútbol para expresar su desconcierto. «Los políticos tienen que hacer cosas que nos les gusta, es como si se niega a ir a un partido de fútbol para representar a la ciudad», dijo. En cualquier caso, «están todos invitados», aclaró. El sacerdote recibirá hoy el reconocimiento del Foro Jovellanos a la iglesia mayor de San Pedro como patrona de honor de la institución.