La «inactividad» del Ministerio de Trabajo agudiza el abandono de la Casa Sindical

La Casa Sindical, un edificio construido en 1966 y que hoy alberga la actividad de tres sindicatos: la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), precisa de una rehabilitación integral. Es algo que se viene demandando desde hace tres lustros y un compromiso que su propietario, el Ministerio de Trabajo y Economía Social, asumió en 2018. Desde entonces tan solo se ha ejecutado la obra para mejorar el estado del techo del salón de actos. La rehabilitación exterior e interior del inmueble de Sanz Crespo sigue pendiente pese a que hace un año por estas mismas fechas el ministerio aseguraba que los trabajos comenzarían «de manera inmediata». No haber cumplido su palabra ya ha tenido consecuencias. El Ayuntamiento de Gijón le impuso el 19 de marzo de este año una multa de 1.500 euros por no haber ejecutado los trabajos para garantizar la seguridad, salubridad y accesibilidad que precisa la Casa Sindical y que el servicio municipal de disciplina urbanística recogió hace años en un detallado informe. El Ayuntamiento puede reiterar esta sanción en diez ocasiones, momento en que podría adoptar medidas más drásticas, como la clausura del edificio.

En un horizonte más cercano, el proyecto de Presupuestos General del Estado para el próximo año recoge una partida para «la rehabilitación y acondicionamiento de varios inmuebles pertenecientes al patrimonio sindical», entre los que se incluye la Casa Sindical de Gijón. Pero, a preguntas de este periódico, el departamento que dirige Yolanda Díaz no concreta la cantidad, qué actuaciones son las que están presupuestadas o cuándo está previsto llevarlas a cabo. La comunicación con el Ministerio de Trabajo también «es nula» para la CSI, cuenta su secretario general, Nacho Fuster, tras haber dirigido varios escritos al Gobierno central interesándose por el plan de ejecución de unas mejoras tanto en la fachada como en las siete plantas del edificio que, al menos en el anteproyecto, estaban valoradas en 4,3 millones de euros.

Ante «la inactividad» del ministerio, el sindicato decidió asumir con recursos propios -«con las cuotas de los afiliados, porque no recibimos ninguna subvención», subraya Fuster- la rehabilitación de un salón de actos que, con cerca de 700 butacas, es uno de los mayores teatros de Gijón. Hace menos de un mes comenzaron en este espacio las obras necesarias para reabrirlo y «ponerlo a disposición del pueblo de Gijón, porque es una pena que no se le dé utilidad a este teatro, que es una maravilla». Para ello están siguiendo precisamente el anteproyecto del Ministerio de Trabajo.

Esta semana, tras haber pintado las paredes y renovado el suelo y la instalación eléctrica del escenario, se afanaban en atornillar y limpiar butacas, entre otras mejoras. La ansiada reapertura de este espacio también obliga a mejorar cuestiones relativas a la accesibilidad y la seguridad, como dotarlo de una salida de emergencia (hacia Sanz Crespo), de la que carecía, o a elevar la altura de la barandilla del anfiteatro. La nueva cara del teatro de la Sindical ya pudo verse en noviembre, aún recién iniciados los trabajos de adecuación, cuando albergó la presentación de la trilogía del escritor italiano Alberto Prunetti. Nada que ver con la imagen hasta finales de 2018, cuando el colectivo de Parados y Precarios de Asturies inició su desalojo, con toneladas de material que la asociación vendía en mercadillos para obtener fondos apiladas. Desalojar el salón de actos por el riesgo de que se convirtiera en el foco de un incendio fue la principal medida que el Ayuntamiento exigió en su día al ministerio.