Uno de los dólmenes de la necrópolis del Monte Areo.
Incendio en Gijón

Noche de pesadilla en el Monte Areo, una joya arqueológica y un pulmón verde junto a una de las mayores áreas industriales de Asturias

El Monte alberga la necrópolis tumular más importante del norte de España, pero faltan mantenimiento, cámaras y un plan de incendios específico

Jueves, 23 de octubre 2025, 10:32

Tras una noche de pesadilla que afrontaron con el corazón en un puño, a eso de las tres de la madrugada, el medio centenar ... de vecinos desalojados de sus casas volvieron a respirar: las llamas que devoraban el Monte Areo, que marca la frontera natural entre Gijón y Carreño, se daba al fin por controlado.

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Nunca había llegado tan lejos el fuego, pero lo cierto es que, en esta joya de«gran valor natural y cultural» de la que presumen tanto el Gobierno del Principado como ambos ayuntamientos en sus webs, llueve sobre mojado, porque los incendios se repiten con una periodicidad inquietante ante la inacción política.

Basta acudir a las hemerotecas para comprobar que también son reiteradas las alertas del Ayuntamiento de Carreño demandando fondos para su conservación y mantenimiento y pidiendo, de paso, «prioridad para concretar acciones necesarias materia de prevención y extinción de incendios». En vano.

A día de hoy, no cuentan con un plan de actuación específico contra las llamas ni con cámaras de seguridad que disuadan a los pirómanos en esta zona de unos siete kilómetros de longitud y con una cota máxima situada en los 264 metros que alberga fincas privadas y de propiedad municipal. Terrenos tomados por la maleza que pertenecen al Consistorio por cesiones de patrimonio del Estado y por adjudicaciones en el proceso de concentración parcelaria que en su día se realizó desde la consejería.

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Saqueos, leyendas, un emperador y un aeropuerto

Un pulmón verde citado por Jovellanos en sus diarios a muy pocos kilómetros de una de las mayores concentraciones industriales de Asturias -con El Musel, la acería de Arcelor, la Zalia y la antigua térmica de Aboño a un paso- y atravesado también por un ramal de esa vía de comunicación ancestral que es el Camín Real de la Mesa. Pero es que, además, el Areo -también llamado Monte San Pablo, porque en su cima existía una capilla consagrada al apóstol- alberga la necrópolis tumular más importante del norte de España, catalogada como BIC en 1997. Dólmenes de hace aproximadamente 5.000 años que ya en su día fueron brutal e inútilmente saqueados por pseudo-arqueólogos sin conocimientos, muchas veces siguiendo leyendas sobre tesoros escondidos.

En concreto, más de treinta dólmenes neolíticos están repartidos por una planicie llamada precisamente los Llanos, un apelativo que se ganó por tratarse de una gran llanura en la que se pensó instalar el primer aeropuerto de Asturias, lo que nos da pistas sobre las connotaciones sagradas del paraje desde hace varios milenios.

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Nada que ver con su consideración en estos tiempos en los que este enclave único, muy cerca donde se emplazaron las Aras Sextianas, erigidas a mayor gloria del emperador César Augusto por el triunfo de las tropas romanas ante las tribus astures que poblaban la zona, también nos habla de una derrota colectiva.

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