Tobin, vestida con un uniforme militar adaptado a la moda femenina.
1897. Hace 125 años.

Una 'influencer' en Gijón

Elsa Tobin, reciente prometida del popular general Arolas, visitó la ciudad en la cumbre de su fama como 'socialité' de la guerra en Cuba

Miércoles, 10 de agosto 2022, 00:51

Hubo un tiempo en que se podían encontrar asturianos en todas partes. Al menos, en todas las partes del orbe de un imperio en vías de desintegración. La teoría de los seis grados de separación podría aplicarse en la historia de cómo Elsa Tobin, 'influencer' decimonónica de la guerra hispano cubana, acabó veraneando en Asturias en el verano de 1897. Por increíble que pareciera ver paseando por Covadonga a una «linda señorita, inglesa de nacimiento», según la definiera 'La Unión Católica', «pero tan española como si hubiera nacido en España». Anónima hasta que la pilló la guerra en La Habana, Elsa Tobin no dudó, llegada la contienda, en vestirse con un curioso uniforme de teniente coronel, adaptado a las formas femeninas, para emprender acciones caritativas para con los soldados españoles en Cuba.

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Tobin se hizo famosa distribuyendo de aquella guisa dinero, tabaco y ánimos a la soldadesca; visitando hospitales, repartiendo socorros y participando en todas de cuantas acciones se enterase en pos del ejército español. Pronto la fama de la inglesa se vería incrementada por su noviazgo y compromiso con un famoso general español, Arolas, a quien había conocido en el hotel de Inglaterra en La Habana. «¿A que no se atreve usted a visitar la trocha?», le propuso Arolas un día, refiriéndose a la línea militar que controlaba. Ella se atrevió, claro. Y nació el amor.

Una historia frisada de todos los detalles necesarios para hacerla acreedora de ser contada, cuanto más por la juventud de aquella 'influencer' circunstancial y efímera, de la que se decía tenia apenas 18 años. Resultaba, según narra EL COMERCIO de hace 125 años, que la mujer de moda era la sobrina política de José González, «rico capitalista asturiano» que en agosto de 1897, un mes después del anuncio de su compromiso con Arolas, la trajo a Infiesto y a Covadonga, planeando también venir «a Gijón por breves días. Enviamos por anticipado a la futura señora de Arolas nuestra afectuosa bienvenida». Así rezaba la breve nota sobre el tránsito de aquella «caritativa y gentil inglesa» cuya historia, un día ya muy lejano, nos calentó el corazón.

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