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Mucho público para ver el festival.

Los jóvenes herederos del Xixón Sound

Cientos de personas se acercan a los nuevos sonidos gijoneses en el festival de la plaza Mayor

P. A. MARÍN ESTRADA

Martes, 14 de agosto 2018, 01:36

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Dos décadas después de la mareona del Xixón Sound, Gijón sigue siendo uno de los puertos más activos en lo que a creatividad musical se refiere. La plaza Mayor sirvió ayer de escaparate del trabajo desarrollado por algunas de las bandas más inquietas de la escena local en un minifestival que bajo el nombre de Pulso pretende exactamente eso, tomarle el pulso a las nuevas propuestas que están desarrollando los músicos 'playos' e invitar al público a disfrutar de ellas.

Cuatro grupos, cada uno con su propia identidad y unidos por un similar estímulo en alejarse de lo manido y lo obvio, protagonizaron el cartel de esta primera entrega del festival. En sus formaciones, bastantes nombres conocidos de la escena gijonesa como los de Fee Reega y David Baldo en Captains, el cuarteto en el que les acompañan Oskar SD y Aaron Dall, o bandas como la elegida para cerrar la noche, la suficientemente rodada y siempre sorprendente de Pablo und destruktion. A su lado, conjuntos emergentes como No fucks o el dúo Tigre y diamante, formado por Coke Makaha y Jon Álvarez. Toda una fiesta para comprobar que el pulso de Gijón sigue sonando distinto y muy saludable.

Abrieron Tigre y diamante con una actuación breve y contundente, que supo a poco pero que fue lo bastante intensa para mostrar los terrenos en los que se mueve este dúo que bebe de las fuentes más ácidas del punk ochentero para divertir al personal.

Les siguieron sobre el escenario No fucks, otra banda que parece mirar hacia las zonas menos complacientes de los ochenta para elaborar un discurso nuevo de eficaz frescura y autenticidad. Su terreno más afortunado lo tienen en los ritmos veloces, estimulantes y rápidos como un chaparrón de verano.

Tras los nutritivos aperitivos de la primera hora de festival llegaron los paltos fuertes. Captains no dejó a nadie indiferente con la solidez y fuerza de su propuesta, un explosivo resultado de la unión de David Baldo y Fee Reega. Una tamósfera absorvente y un puñado de temas que fueron poderosas descargas de catarsis, llenaron las tablas de la plaza Mayor y arrastraron al público en su remolino.

El punto final lo pusieron Pablo und destruktion, tal vez la prueba más palpable de que la escena musical gijonesa sigue marcando el norte del panorama alternativo. Su fértil versatilidad sonora ha ganado cuerpo y nervio convenciendo a fuerza de rodar y una vez más lo evidenció anoche con un cierre de sesión que dejó al público con ganas de más.

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