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Por la izquierda, Juan Coll, Jairo González, Juan José Suárez, Alberto Carmona (de rojo), Yaiza Diego (delante), Covadonga Suárez, Borja González, Rubén Moro, José Ángel Tuero, Susana Fernández (al fondo), Margarita Serrano y Gloria García, en la sede de Emulsa en Roces. JUAN CARLOS TUERO
Limpiar Gijón, «un trabajo en equipo»

Limpiar Gijón, «un trabajo en equipo»

La pandemia multiplicó la generación de residuos domésticos, que Emulsa tuvo que retirar con la mitad de la plantilla y «reinventándose»

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Domingo, 24 de octubre 2021, 15:33

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«Durante el confinamiento, cuando no se podía salir de casa, aquel crío se asomaba a la ventana a saludar cada vez que escuchaba el camión de la basura». Ha pasado más de un año y Margarita Serrano, trabajadora del servicio de recogida de residuos sólidos urbanos, aún tiene grabada la sonrisa de ese niño de «unos cinco años», le calcula, que le alegraba las jornadas de trabajo cada vez que pasaba por su calle, en el barrio de Tremañes. Casualidad o no, la casa del aquel pequeño estaba en la calle de la Solidaridad.

La misma solidaridad que Gloria García, del servicio de Higiene Viaria, encontró en algunos de los comercios que podían estar abiertos en aquellas primeras semanas de pandemia en que solo funcionaban los servicios esenciales. En esos locales, una panadería, una pescadería o una carnicería de barrio, encontraron refugio muchos barrenderos como ella: «Te dejaban pasar al servicio o te ofrecían un café o algo de beber». Son gestos que «queremos agradecer, porque eso para nosotros significa mucho», anota Yaiza Diego, del servicio de Jardines.

Al inicio de la pandemia, la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano, Emulsa, tuvo casi que «reinventarse». Partiendo de que tan solo podía contar con la mitad de la plantilla -unos 350-, al quedarse en casa los trabajadores de más de 60 años, los enfermos crónicos y el personal de riesgo. Y que, con la población encerrada en sus casas, la generación de residuos domésticos se incrementó de forma considerable. Así pues, «de un día para otro» hubo que reforzar determinados servicios, como el de limpieza viaria. Además, la recogida de basura, que habitualmente se realiza durante las mañanas y las noches, pasó a realizarse también por las tardes. Tardes a las que también se extendió el trabajo de la plantilla de Jardines. Se organizaron en grupos burbuja que trabajaban catorce días seguidos y se establecieron horarios escalonados para no coincidir en los vestuarios. Aún hoy muchos siguen yendo a trabajar con el uniforme ya puesto, para evitar usar los vestuarios.

Se reforzó también el personal dedicado a la limpieza y desinfección de los colegios, otra de las tareas que tiene encomendadas Emulsa. «No dábamos abasto», explica Covadonga Suárez. «Se pasó de limpiar una a tres veces al día», pero «se organizó muy bien» y «los niños colaboran mucho». Habla en presente porque aún hoy se mantienen esos servicios reforzados en los centros educativos.

En aquellas primeras semanas de la pandemia, «yo lo único que hacía era desinfectar», recuerda Jairo González de jornadas enteras fumigando contenedores y papeleras, pero también centros de salud, residencias de la tercera edad, supermercados, farmacias... De vez en cuando, pegado en algún contenedor o en una ventana se encontraban un mensaje de agradecimiento que les servía de aliento en momentos en los que, también ellos, vivían «con miedo e incertidumbre» por la expansión del coronavirus y porque «empezamos trabajando sin mascarillas, porque no había».

Vuelta a la normalidad

Año y medio después, todo parece haber vuelto a la normalidad. También en lo que a la generación de residuos se refiere. Dice Juan José Suárez, operario de limpieza viaria, que la mejor prueba la tuvo «hace dos semanas, cuando reabrió el ocio nocturno». Aquel domingo 10 de octubre a él le tocó trabajar y, bien temprano, se encontró con el entorno de Fomento y el barrio de Cimavilla llenos de residuos de la fiesta de la noche anterior, botellón incluido. También su compañera Margarita Serrano se topó con contenedores de orgánico con la cerradura reventada y repletos de basura de todo tipo.

Colaboración ciudadana

Y es ahí donde la docena de trabajadores reunidos por EL COMERCIO apelan a la concienciación ciudadana y a su necesaria colaboración para mantener limpia la ciudad. «Este es un trabajo en equipo. Nuestro, claro, pero también de la gente», coinciden. Jairo González lo resume en una frase: «Si todos ponemos un poco de nuestra parte, nos irá mejor a todos». «Entre todos es más fácil tener un Gijón limpio», incide Yaiza Diego.

De una u otra forma es lo que todos ellos transmiten en la campaña 'Gijón me importa', 32 vídeos que Emulsa empezó a difundir hace un mes por redes sociales y ya han visto 21.000 usuarios únicos (67.000 en total). Mensajes en los que tratan de hacer ver que «Emulsa es mucho más que ese trabajador que va con una escoba y un carro. Hay mucho más detrás de lo que a simple vista se ve», recuerda Borja González. O que «siempre estamos ahí, haya pandemia o no».

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