Borrar
Lucía Rodríguez Olay, en un parque del barrio de Laviada. DANIEL MORA
Lucía Rodríguez, profesora del colegio de la Inmaculada de Gijón, opta al 'Nobel' de educación

Lucía Rodríguez, profesora del colegio de la Inmaculada de Gijón, opta al 'Nobel' de educación

Da Lengua y Literatura en Secundaria. Alumnos, compañeros y familias la han vuelto a nominar tras proponerla como Mejor Docente de España 2017

ELENA RODRÍGUEZ

GIJÓN.

Jueves, 5 de octubre 2017, 01:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El inicio de curso no puede ser mejor para Lucía Rodríguez Olay (Gijón, 1974), profesora de Lengua y Literatura de Secundaria en el colegio de la Inmaculada. El lunes por la noche recibía en su cuenta de correo electrónico un mail de la organización del Global Prize Teacher 2018. En él se le notificaba que era candidata a este prestigioso premio, considerado el 'Nobel' de los docentes. «Aún estoy en shock», afirma, desbordada por las muestras de cariño y agradecimiento que está recibiendo sin parar. Antiguos alumnos, compañeros y familias la han nominado para este galardón después de haberla propuesto para el Premio ABANCA como Mejor Docente de España 2017, nominación de la que tuvo conocimiento hace solo unas semanas.

Dice que le 'chifla' la enseñanza: «Cuanto más tiempo pasa más me gusta». Y eso, a tenor de los testimonios que han llegado a los promotores del Global Prize Teacher, se nota. Porque estudiantes, padres y profesores destacan, por encima de todo, el «entusiasmo» por su trabajo. Lucía -que es coordinadora de Pedagogía e Innovación Educativa de los colegios de jesuitas de la zona centro-noroeste- asegura que no entiende la docencia sin la formación continua.

Esa búsqueda de nuevos territorios le ha llevado a buscar más allá de los libros de texto y las lecciones teóricas. De hecho, cuando fue directora de Secundaria (ha ocupado diversos cargos en sus dieciocho años de experiencia docente en el centro) fue firme defensora de eliminar los manuales para abrir la puerta a nuevas metodologías y tecnologías pese, a como reconocen las familias, hubo reticencias iniciales y «ahora tantos buenos resultados está dando». «Estamos en un mundo cambiante y ya no podemos dar la clase como nos la dieron a nosotros», indica, convencida de que a los alumnos hay que hacerles partícipes de su aprendizaje.

Así, los alumnos trabajan por proyectos, en grupo, creando y compartiendo documentos en internet; toman la palabra en debates en los que aprenden a interesarse por la literatura, pero también a escuchar y defender sus ideas con argumentos, sin violencia, «con autocrítica sincera y constructiva», y diseñan Kahoot, aplicaciones móviles que les permiten crear preguntas y jugar, como si de un Trivial se tratase, para poner a prueba sus conocimientos. También han elaborado juegos de mesa, creando y redactando reglas, para luego explicárselo a los niños de Primaria.

Son solo algunos ejemplos del trabajo de esta docente, también profesora asociada en la Universidad. Para muchas familias, «tiene un don: el de sintonizar muy bien con los adolescentes». Hace unos días, les enseñó las figuras literarias utilizando una canción de Maldita Nerea. Esa capacidad de conectar con ellos no quiere decir que sea 'una profesora colega'. De hecho, sus alumnos sostienen que «en sus clases, muy bien preparadas, se hace respetar y hay disciplina», lo que no impide que «sea cercana y esté dispuesta a buscar soluciones ante nuestras dificultades». En este sentido, Lucía apunta que «hay que conocerles muy bien. No hay treinta iguales».

Saber tomar decisiones

Pionera en coaching educativo y neuropedagogía, dos son las claves de su método educativo. Uno, la metacognición. Esto es, que «el alumno sepa al finalizar la clase qué ha aprendido, cómo y para qué». La segunda es el uso de la inteligencia emocional, la importancia de que los chavales aprendan a conocerse, empatizar y tomar decisiones. Hace solo unas semanas les ponía en la tesitura de que iban en avión, había un incendio y tenían que salvar a cinco pasajeros. Les hizo ver que a bordo hay treinta personas, con sus vivencias, y que tenían que explicar a quién salvaban y por qué.

Será en marzo cuando se falle este premio, a cuyas puertas se quedaron César Bona (entonces maestro del colegio Puerta Sancho de Zaragoza) y el ingeniero de telecomunicaciones y 'youtuber' del año David Calle. «Si le digo que no sé ni las fases intermedias...», indica Lucía, volcada en hacer llegar al Global Prize Teacher toda la documentación que le piden. «Imposible es una palabra que no entra en mi vocabulario. Lo voy a hacer lo mejor que pueda». «Como siempre», responden sus alumnos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios