Malestar en las navieras por la reducción del servicio nocturno de los prácticos

Los prácticos gijoneses indican que esta situación «se debe a los protocolos covid para cumplir con las instrucciones de Sanidad». El práctico mayor, Ángel Caballero, explica que en sus operaciones se juntan prácticos, tripulantes y amarradores, un número amplio de personas que coinciden en un espacio reducido y sin apenas ventilación. A pesar de ello, apunta que se trabaja «con normalidad» con aquellos barcos de primera necesidad, que dependen de las mareas para entrar o salir, y los que van a trabajar de manera inmediata. Aquellos que terminan sus labores en los muelles durante la noche se agrupan para que salgan a las seis de la mañana. Hasta ahora, «ningún barco perdió la marea», aseguró Caballero.

Uno de los problemas es que los portacontenedores dependen en gran medida con cuándo se 'nombra la mano', es decir, cuándo se establecen los turnos de estibadores para atender cada barco. Eso se hace las 8, 17 y 23 horas, con lo que un barco que llegue a las ocho de la mañana en base a dicha programación puede no empezar a trabajar hasta las cinco de la tarde y acabar la labor a las tres de la mañana, dificultando el trabajo de los demás operadores implicados, como los propios prácticos. Además, con los cambios de turno en las grúas que estiban estos buques las cabinas se dejan ventilándose en torno a una hora, como medida de seguridad contra el coronavirus, con lo que los retrasos se acumulan. «Estas cosas causan trastornos a todo el mundo y a nosotros también», reflexiona Caballero.

Lo que tienen claro los prácticos de El Musel es que han de minimizar los riesgos contra la pandemia . En el caso de que varios de ellos se vieran afectados por la covid-19, advierten, las operaciones portuarias se podrían ver prácticamente paradas. Por eso, esta restricción horaria «se la mandamos por carta a la Autoridad Portuaria de Gijón y esta se la comunicó a las consignatarias».

De todos modos, Ángel Caballero hace hincapié en el hecho de que han sido declarados servicio esencial y trabajaron durante toda la pandemia. Esta situación se acababa con la vacunación, anotó, «pero ninguna autoridad, ni nacional ni regional, nos dijo que fuéramos a ser vacunados. Así podríamos trabajar cuando hiciera falta».