Un millón de visitas para el Museo del Ferrocarril

Muchas personas acudieron a celebrar esta efeméride, como representantes de Hunosa, Renfe y Feve, y responsables de diferentes entidades y asociaciones que colaboraron con el museo tanto aportando material como ayudando en las labores de documentación. La concejala de Cultura, Juventud y Museos, Montserrat López, recordó que fue un día como el de ayer, de 1998, cuando inauguró el museo el entonces Príncipe de Asturias, el actual Rey Felipe VI. Además, anunció que «el Museo del Ferrocarril llegará este año al millón de visitantes» y destacó que «conserva e investiga el patrimonio común». Aseguró del equipamiento que «atesora un enorme patrimonio, de los más relevantes de Europa», al tiempo que alabó el trabajo de un equipo de profesionales que «obró el milagro de convertir la estación en un museo y un centro ejemplar».

También intervino Aitor Martínez, director de la Fundación Municipal de Cultura, quien calificó al museo como «una auténtica pasada», remarcó que cuenta con «colecciones únicas» y aseguró que se continuará apostando por «la investigación y la difusión de sus colecciones».

Uno de los principales protagonistas fue Javier Fernández, director del museo desde su inauguración. Pero quiso evitar todo protagonismo al explicar que «un museo no es la labor de una persona, eso es imposible. A mí me tocó pilotar y tocar mucho las narices a la gente de mi equipo». Eso sí, quiso dejar claro que «es un museo que está hecho por gente y hecho para la gente». Pero sí se mostró reivindicativo al reclamar del Principado de Asturias que apueste más por los museos que tienen ámbito en toda la comunidad, «como todos los de la red municipal de Gijón, la más amplia y profesional de España».

A la fiesta acudieron muchas personas relacionadas con el mundo del ferrocarril, como Gonzalo Cuesta, ferroviario desde 1948 y que siguió los pasos de su abuelo, su tío abuelo, su padre, sus hermanos y un primo. Al igual que Lidia Corvilain, cuyo bisabuelo Luis Corvilain fue gerente de la estación de Gijón hasta 1914 y fue el encargado de adquirir la máquina de maniobras que operó en la ciudad hasta 1975. «Me gusta venir al museo y ver todo esto, porque son mis raíces», explicó.