Los niños, a la alcaldesa de Gijón: «¿Se puede cambiar la comida del comedor? Sabe muy mal casi todo»

«¿Se puede cambiar la comida del comedor? Sabe muy mal casi todo». Nico Panizo, de 10 años y estudiante del colegio Begoña, resumió en su segunda pregunta plenaria lo que las AMPAS de los centros educativos de Gijón llevan denunciando desde hace meses. En ese momento, Carmen Moriyón se llevó las manos a la cabeza y muchos de sus compañeros lo apoyaron afirmando que «si la hicieran en el momento sabría mejor». Una alumna llegó a reconocer, incluso, que una vez se encontró una grapa en el arroz que estaba comiendo.

Sucedió este martes durante el Consejo Infantil de la Zona Este, que reunió a 45 alumnos de los centros educativos que se ubican en este distrito y que a su vez conforma uno de los cuatro consejos de zona (norte, sur, este y oeste) del Consejo de Infancia y Adolescencia de Gijón. Era la antesala del Pleno del Consejo de Infancia que celebrarán el próximo 22 de mayo y, como el espacio es reducido y solo hay sitio para 50 personas que se elegirán por sorteo, aprovecharon para conocer el Ayuntamiento por dentro y visitar el Salón de Recepciones, el Salón de Plenos y el despacho de la alcaldesa.

Pero los pequeños quisieron trasladar también sus propuestas, ideas y opiniones al gobierno local. Con la alcaldesa, Carmen Moriyón, y el director de Juventud y Proyectos Educativos, Carlos Llaca, prestándoles toda su atención, fueron manifestando poco a poco las necesidades que detectan en su día a día. Como «un paso de peatones en frente del colegio Montedeva, porque hay una carretera general, mucha gente aparca al otro lado y los pasos para cruzar están muy alejados», indicó Gabriela Carrasco, de 11 años.

También piden un autobús para los alumnos del Sanatorio Marítimo, porque «solo lo hay cuando tenemos alguna actividad», expresó Olek, de 19 años, y mejorar el mantenimiento de las pistas y parques, «tanto luces y pintura como añadir canastas y porterías», añadió Gabriela.

Por su parte, Nico Panizo abrió la libreta en la que traía los deberes hechos y lanzó tres sugerencias más: «Cambiar la sirena por música, poner más cubos de reciclaje en el patio y añadir una actividad extraescolar más». Acostumbrados a vivir entre perros, Ana Cisneros, de 9 años, pidió «más seguridad en los parques de perros, con más iluminación y zonas valladas» y Dafne Mateo apostó por «hacer parques de juego para adultos, con toboganes y columpios a su medida», aunque su propuesta no tuvo tanto éxito como otras.

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