La pandemia multiplica las esperas de más de medio año para operarse en Cabueñes

Cuando el Servicio de Salud del Principado (Sespa) cerró las estadísticas sobre lista de espera el pasado mes de febrero, la situación general en el Hospital Universitario de Cabueñes era ésta: había 4.370 pacientes aguardando una intervención quirúrgica -a los que 604 se les consideraba transitoriamente no programables-; la mayor parte llevaban menos de tres meses esperando para entrar en quirófano y solo 26 superaban la barrera de los seis meses. Además, la demora media se situaba en los 72 días y la máxima, en 236.

Esos fueron los últimos datos oficiales antes de la declaración del estado de alarma. Con todos los esfuerzos centrados en luchar contra la pandemia y la actividad en Atención Especializada reducida a la atención de las urgencias y los casos no demorables -como los pacientes oncológicos-, Salud no ha vuelto a actualizar los datos hasta hace unos días, cuando publicó los referidos a julio.

Para entonces, el hospital gijonés ya llevaba varias semanas tratando de recuperar el tiempo perdido. Incrementando la actividad y utilizando los quirófanos también por la tarde para tratar de aligerar las listas de espera. Eso ha permitido, entre otras cosas, que la lista de espera a 31 de julio no difiera mucho de la que había en febrero. Son solo 120 pacientes más los que la integran. 4.490 en total. Además, las personas que fueron intervenidas en julio entraron en quirófano tras esperar, de media, 91 días, lo que supone un mes menos de lo que se esperaba en febrero. Por el contrario, aumentó en doce días la demora media (82 días) y la demora máxima se disparó hasta los 365 días.

Un año es, pues, el tiempo que más lleva esperando un paciente del Área Sanitaria V para ser operado en Cabueñes. Pero es que la lista de espera de más de seis meses ha experimentado un crecimiento exponencial. Si en febrero apenas había 26 personas en esa situación, julio se cerró con 466. Es decir, el número de pacientes con más de 181 días de espera se multiplicó por diecisiete en ese tiempo. La mayoría son pacientes de los servicios de traumatología (201) y oftalmología (118).

En cuanto al tipo de intervención, son las operaciones de cataratas (921) las que mayor volumen de pacientes tienen en lista de espera. Estos aguardan, de media, cien días para entrar en quirófano. También las intervenciones de prótesis de rodilla y cadera y las de hernias inguinales cuentan con una abultada lista de espera. Eso en cuanto a personas esperando, porque en cuanto al tiempo máximo de espera el récord lo tenían en julio las operaciones de hernia de disco, con cuatro meses de espera media.

Hay que recordar que en 2018 entró en vigor el decreto de tiempos máximos que pretendía precisamente atajar las esperas de más de medio año en el caso de las intervenciones de cirugía cardiaca y cataratas, histerectomías e implantes de prótesis de cadera y rodilla.

Los efectos de la pandemia también tuvieron consecuencias en las consultas de Atención Especializada. El pasado mes de julio se realizaron 25.953, lo que supone 8.603 menos de las que se llevaron a cabo en febrero. También hubo 3.500 pacientes atendidos en primera consulta menos que cinco meses antes. En lo que sí se ha mejorado, y bastante, es en la demora media: 65 días, 22 días menos que en febrero.

Traumatología, urología, oftalmología, endocrinología y dermatología son las cinco especialidades en las que más se espera para tener una consulta con el especialista. En cuanto a las técnicas de diagnóstico, hay más mamografías y tomografías computarizadas (o TAC) (tanto citadas como pendientes de cita) que en febrero, pero, en general, para todas las pruebas se ha conseguido reducir la espera media. La excepción son las mamografías, en las que la demora se ha incrementado en siete días y ya suponen un mes de espera.