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Los cofrades Miguel Goñi, Jorge Montero, María Antonia Martínez, Álvaro Fernández, Elena Martín, Andrea Cosío, Diego Villán, Fran Martín, Miguel y Pablo Fernández-Peña, Noemí Martínez, Alegra Álvarez e Iván Caveda, con Inés Rodríguez delante, en el Campo Valdés. PALOMA UCHA

«Parece que por la edad en vez de ser cofrade debería ir de bares, ¿por qué?»

Los más jóvenes de las hermandades esperan las procesiones «como si llegaran los Reyes». Su sentimiento, sostienen, «no se puede explicar»

PILAR GUTIÉRREZ

GIJÓN.

Domingo, 19 de marzo 2023, 02:45

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El 1 de abril está a la vuelta de la esquina y en la ciudad se respira la cercanía de la Semana Santa. Aunque algunos la esperan con ilusión, nadie la vive más que las cofradías y hermandades de Gijón. Sus integrantes están envueltos en la locura que resulta organizar y ensayar cada procesión; algo que Ignacio Alvargonzález, presidente de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de Gijón, lo resumió a EL COMERCIO no hace mucho como «el caos, el encanto de los nervios y la emoción de la fecha que estás esperando». «Es como un niño cuando llegan los Reyes Magos», aclara Elena Martín, de la Hermandad de la Vera Cruz.

Contrario a la opinión popular, el sentimiento de ser creyente no está ligado a la edad y no es extraño encontrar a población joven en las cofradías gijonesas.

Reunidos frente a la iglesia de San Pedro, un grupo de diferentes edades habla sobre la fe, vivir la Semana Santa y los prejuicios de sus congéneres por ser «raros».

«Dices que vas a misa o que eres cofrade y te miran raro», declara Diego Villán, cofrade junto a Martín. Una opinión que comparten sus compañeros de diferentes cofradías, quienes han tenido que aguantar algún comentario o mirada. «Parece que por edad lo que tendría que hacer es irme de bares, ¿para qué?», cuestiona Andrea Cosío, de la misma hermandad.

Para ellos, dar el paso y formar parte de la creencia pareció lo más natural, aunque la historia no es la misma para todos.

Algunos entraron por tradición familiar, como la pequeña Inés Rodríguez, que entró en la Hermandad de la Santa Misericordia a los 5 meses, siendo «la persona más joven que recibió la medalla», recuerda Alvargonzález.

Otros, en cambio, entraron por fe, cuando «llegó el momento», como bien señala Álvaro González, la última incorporación de la Vera Cruz que aunque no se encuentra entre los más jóvenes, sí forma parte de 'los noveles' junto a Alegra Álvarez e Iván Caveda, que añaden que «la idea siempre estuvo ahí». «Yo llevo un año en el Santo Sepulcro. Vivo en mi fe y qué menos que compartirlo con mi ciudad», expone Miguel Goñi.

Público ateo

Sin embargo, cada uno tiene una historia personal que le acompaña y que es difícil de aclarar «para el que no es creyente». «Vivir la Semana Santa es un sentimiento que no se puede explicar a la gente de fuera», alega Martín, «solo lo conocen los que salen de procesión, porque a nivel espiritual conectas muchísimo». «Yo lo hablo con mis amigos o gente que no es cofrade -que son creyentes aunque no tanto- pero no lo entienden», añade Cosío.

«La gente joven debería estar más involucrada pero ven la fe como algo extraño», sostiene Villán. Un argumento que relacionan con que «te lo inculquen en casa, en familia», advirtiendo que es difícil hallar a un cristiano creyente a nivel general, pero no tanto «encontrar a un ateo».

Esto se relaciona con el público que asiste a las procesiones, que no es tanto que vayan para admirar las imágenes como para «entretenerse», comparando la Semana Santa gijonesa con la sureña, en donde la gente «es más sentida». «La gente aquí, en Gijón, no sale a ver las procesiones, se las encuentran por la calle», apostilla Villán.

«Lo que más rabia da es cuando encuentran la procesión y no la respetan», relata María Antonia Martínez, de la Cofradía del Santo Sepulcro, «se ponen a gritar o pasan en medio de nosotros para cruzar la calle».

Por ahora, el sentimiento común de todos para este año es esperar por «una Semana Santa en la que el tiempo acompañe y no llueva», la cual comenzará el sábado con el traslado de la Virgen de la Piedad desde la parroquia de San José hasta la de San Pedro.

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