«Lo pasé tan bien en Gijón que era obligatorio volver»

En agosto del año pasado, salió de Gijón el prólogo de la Golden Globe Race hacia Les Sables d'Olonne en Francia, capital mundial de la vela oceánica en solitario. Una carrera que consiste en dar vuelta al mundo sin escalas, sin asistencia y sin GPS o electrónica, como en 1968.

Los 15 participantes al prólogo, que representaban diez nacionalidades, pasaron dos semanas Gijón preparando los barcos, atendiendo reuniones de seguridad, y disfrutando juntos de la hospitalidad gijonesa. El 27 de abril, la sudafricana Kirsten Neuschäfer fue la primera en cruzar la línea de meta de la Golden Globe Race en Les Sables-d'Olonne. Se convirtió en la primera mujer en lograr la victoria. Su aventura duró 235 días. O, lo que es lo mismo, ocho meses en la mar.

Partió de Gijón hace un año prometiendo que volvería a la ciudad, y ayer cumplió con su palabra. Pasadas las diez de la mañana, Neuschäfer atracó su velero en el Puerto Deportivo. «Lo pasé tan bien en Gijón con los otros participantes de la GGR, que antes de dar el punto final a esta increíble aventura, era obligatorio regresar una vez más a disfrutar de la tierna acogida que los gijoneses me ofrecieron hace un año. Disfrutamos de una hospitalidad maravillosa antes de salir a dar la vuelta al mundo», manifestó la flamante campeona de la Golden Globe Race.

Llegó a Gijón a bordo del 'Minnehaha', el mismo velero con el que consiguió la victoria. «Es un barco muy fuerte y sobre todo muy rápido. Ya en el periodo de adaptación que realicé antes de la regata nos dimos cuenta de las fuertes características del barco», apuntó.

Sudafricana de 39 años, recuerda con cariño que en el momento de la llegada a Les Sables d'Olonne no sabía que era la vencedora de la Golden Globe Race. «Me di cuenta cuando a ocho millas de las costa decenas de barcos me escoltaron hacia la meta. Sabía que iba bien pero no que iba a ser la vencedora», reconoce.

La regata Golden Globe es una de las más importantes en el mundo de la navegación, y a diferencia de otras, tiene dentro de sus lineamientos la prohibición de la navegación con GPS, por lo tanto los participantes deben guiarse con las estrellas (el sol durante el día y la estrella polar durante la noche). Asimismo, los barcos deben prescindir de cualquier dispositivo tecnológico y navegar a la antigua. «Recibía con el sol la señal horaria y tomaba rumbo. Fueron meses duros. Por la noche procuraba dormir, pero cada dos o tres horas me despertaba para comprobar que todo iba bien», explica.

En Gijón tendrá una agenda apretada. Hoy, a las 19 horas, ofrecerá una conferencia en el Real Club Astur de Regatas, el martes recibirá en su velero a representantes del Ayuntamiento y el miércoles visitará el Club Náutico Albatros de Villaviciosa. Después de Gijón volverá a casa en busca de más aventuras.