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M. MORO
GIJÓN.
Miércoles, 5 de diciembre 2018, 03:00
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Las fiestas de Cimavilla, que se celebran durante la primera quincena de septiembre durante dos semanas y que hace cuatro años recuperaron pujanza con un gran esfuerzo y mucha imaginación por parte de los miembros de la comisión de fiestas, se encuentran en la cuerda floja. La Asociación de Festejos de Cimavilla celebrará el próximo lunes, 10 de diciembre (Casa del Chino, 19.30 horas), una reunión abierta a todos los colectivos y vecinos del barrio alto para exponer cuáles son los «puntos débiles que a día de hoy ponen en peligro la continuidad de las fiestas». Los integrantes de este colectivo aducen que necesitan más colaboración a lo largo del año y, sobre todo, espacio para preparar los adornos, algunos de ellos tan gigantescos como los centollos que lucieron las pasadas fiestas en la lona de Tabacalra o el espectacular tiburón que adornó la Cuesta del Cholo.
«A finales de agosto cualquiera que pasee por el barrio de Cimavilla empieza a notar que algo está a punto de llegar. Los vecinos y vecinas esperan con gran intriga qué será lo que este año podrá colgar de su fachada o qué figura verán en la entrada del barrio», explican desde la junta directiva de la asociación de festejos, en la que reconocen pasar «un mes frenético» entre montaje, fiesta y desmontaje. «Queremos agradecer a todas las personas colaboradoras que se involucran durante esos días y ayudan a que todo esto sea posible», añaden, explicando que tras cuatro años toca hacer balance y, por ello, transmiten este mensaje de alerta.
«Basándonos en los comentarios que nos llegan directamente, creemos que tanto vecinos como hosteleros, comerciantes y en general todas las personas que nos visitan agradecen nuestra labor y admiran nuestro esfuerzo y que, en líneas generales, están contentos con haber recuperado parte de la historia del barrio a través de los festejos», consideran. Toda una labor que, pese a disponer de gente colaboradora que «ayuda a sacar el trabajo de esos días adelante», es demasiada.
«Necesitamos también colaboración durante el resto del año. Desde principios de año nos ponemos a trabajar en nuestro local de La Salle para elaborar los decorados y adornos de la calle. Son muchas horas las que dedicamos a ello y creemos que si tuviéramos más gente dispuesta a colaborar podríamos seguir engalanando las calles como hasta ahora o incluso más», explican desde la comisión de festejos, en donde plantear crear una comisión de trabajo e involucrar no solo a vecinos sino también a la comunidad educativa, asociaciones del barrio, colectivos y, en general, todos aquellos que puedan ayudar a construir los adornos del barrio.
Otro gran problema para la continuidad de los festejos de Cimavilla es la falta de espacio. «Hasta ahora disponíamos del garaje de La Salle para poder montar los adornos y, sobre todo, construir las piezas grandes como los centollos, el dragón, el tiburón...» Sin embargo, este año no pueden contar de momento con ese espacio, «por lo que se nos hace inviable seguir con la fabricación de nuestras ya emblemáticas figuras».
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