La población extranjera creció en 2024 un 12,8% en Gijón y la colombiana es la más numerosa
Gijón inicia el año con 24.345 personas procedentes de otros países, que son un 8,8% del padrón y la clave para evitar perder habitantes
E. C.
Gijón
Domingo, 5 de enero 2025, 01:00
La población extranjera fue en 2024, un año más, la tabla de salvación para la demografía del concejo. Si Gijón inicia 2025 con un ligero ... incremento de la población, del 0,7%, es gracias al empuje de los empadronados de origen extranjero, que en los últimos doce meses aumentaron un 12,8% mientras que el número de residentes con pasaporte español se redujo un 0,29%. En cifras redondas: de los 275.778 vecinos con los que comienza el nuevo año, 251.433 son españoles –737 menos que en enero de 2024– y 24.345 son extranjeros –2.771 más–. La población inmigrante representa a día de hoy en Gijón un 8,8% del total, con presencia en el padrón de 137 nacionalidades diferentes, dos más que el año pasado.
La guerra en Ucrania sigue haciéndose notar cada vez más, con la llegada de 212 ucranianos (suman ya 975 y pasan a ser la quinta nacionalidad más representada), pero también de 214 ciudadanos rusos (es un incremento del 27%, y ya son 611 los que hay empadronados). No obstante, el principal cambio se registra entre las comunidades más numerosas. Después de casi dos décadas con Rumanía como el país de origen más común, ahora es Colombia el que ha pasado a ocupar esa posición, con 3.435 empadronados.
518 colombianos más
La llegada de colombianos a la ciudad lleva años registrando un importante incremento y solo en los últimos doce meses su cifra aumentó en 518 personas, más que cualquier otra nacionalidad. Patricia Acevedo, natural de Medellín, está «recién aterrizada» y después de siete meses en Gijón asegura que «por mí no me iré». Llegó a España hace un año, con una primera escala en Cantabria, huyendo de la inseguridad de su país y en busca de «mejorar las condiciones de vida». Con un título de Tecnóloga en Negocios Internacionales (equivalente a una FP de grado superior), ante las dificultades para la homologación de estudios ha pasado de trabajar de secretaria en Colombia a dedicarse aquí a la limpieza. «Es un cambio bastante grande», señala. Pese a ello, se muestra optimista con poder ir «paso a paso» y destaca de su ciudad de acogida «la playa, la amabilidad de la gente y su ambiente, porque aquí siempre hay algo que hacer».
Reagrupamiento familiar
Diana Garzón llegó hace ya tres años desde Calarcá, en el departamento de Quindío, donde tenía un negocio de guardería de coches. Aquí trabaja cuidando a una persona mayor. «Vine por la tranquilidad con la que se vive. Mi país es muy lindo y tiene cosas maravillosas, pero la inseguridad nos daña mucho», señala. De su misma región, pero de la localidad de Armenia, vino Luis Sánchez, que suma ya cinco años en España, donde ya tenía familia viviendo «y tocaba reencontrarnos», y cuatro años en Gijón. Publicista de profesión, «pero me sostengo también con la hostelería», su primer contacto con la ciudad fue por un proyecto de trabajo que iba a durar dos semanas, «pero me bastaron para enamorarme de este lugar y busqué la manera de quedarme. Su gente me parece más cálida y me recibieron con los brazos abiertos».
Laura Camacho, originaria de Pereira, ya tenía viviendo a su madre en España cuando, tras finalizar sus estudios, sus padres le regalaron lo que iban a ser unas vacaciones aquí. Con la pandemia su vuelo de vuelta se suspendió y antes de buscar otro la animaron a «buscar qué oportunidades me podía ofrecer este país y decidí quedarme». Desde entonces ha estado trabajando como niñera y camarera y, tras vivir en varias ciudades, destaca que «lo mejor de Gijón es el clima, que es fácil de llevar. No como el frío de Madrid en invierno o el calor de Sevilla en verano». A diferencia de otros compatriotas, quienes aseguran no haberse sentido nunca discriminados, lamenta haber sufrido en ocasiones «que te miran mal por ser extranjera o tener otro acento».
Fanny Prieto, que era profesora en Bogotá y es secretaria aquí, asegura que viajar a España era su sueño desde niña, «por lo bien que nos hablaban siempre del país» y hace cuatro años lo hizo para quedarse. «Tenía un amigo en Avilés, que me recibió. Y venía para unas vacaciones cortas, pero al final terminé quedándome porque conseguí trabajo, y unos meses después me traje a mis dos hijas». Entre ellas, Michelle Katherine, quien asegura que en Colombia no habría podido hacer un bachillerato de Artes como el que cursa en Gijón. «Además, puedo salir a la calle más tranquila». Su madre destaca la facilidad para integrarse, incluso combinando culturas y gastronomía. «Las empanadas las hacemos con jamón y este año los tamales fueron con un poco de todo también mezclado», bromea.
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