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JOSÉ LUIS RUIZ
GIJÓN.
Miércoles, 15 de mayo 2019, 00:46
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La Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) aportará sus simulaciones numéricas a los proyectos de Ingeniería del Agua de la Universidad John Moores de Liverpool. Aunque todavía no hay fecha para el inicio de la colaboración, ya están trabajando en el intercambio de alumnos desde hace dos años. «Allí trabajan sobre todo con ensayos experimentales y no realizan las simulaciones numéricas, que es donde nosotros somos más expertos y la colaboración va a venir un poco por compaginarnos», explicó Mar Alonso Martínez, profesora ayudante doctor de la Universidad de Oviedo.
Iacopo Carnacina, profesor titular de ingeniería del agua en la Liverpool John Moores University, está estos días en Asturias preparando las bases de lo que será la colaboración. Ayer impartió una charla en la EPI ante una docena de alumnos sobre las investigaciones que llevan a cabo para evitar que los pilares de los puentes se vean afectados por la erosión que el agua realiza sobre los sedimentos del fondo del río, donde se asientan.
En su exposición hizo hincapié en la importancia de mantener limpios los cauces de los ríos. «Los residuos que son transportados por el flujo del río, como troncos o piedras, se acumulan en los pilares de los puentes. Esto provoca que el flujo de agua se acelere porque se reduce la sección por la que pasa y produce un barrido de los sedimentos del material que hay en el fondo del río. Se generan cavidades en torno al pilar y se desestabiliza», aseguró.
Para evitarlo, en su grupo de trabajo realizan experimentos con diferentes soluciones que redirigen la corriente del río y disminuyen la fuerza con que ataca el sedimento del pilar. «Sobre todo usamos bancos guía, pantallas rígidas y gabiones. Estos últimos forman un muro de contención formado por materiales rocosos dentro de una malla de metal. Disipan la fuerza del agua y contienen los sedimentos de los pilares», describió.
El problema de la erosión es, según Carnacina, «a largo plazo, no es instantáneo, pero sí puede ser catastrófico superados ciertos niveles». En Asturias es un problema muy habitual. «Genera pequeños desplazamientos o incluso agrietamientos, pero no conozco ningún caso en el que hayan causado problemas graves», aclaró Mar Alonso.
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