La postura de los exmilitares
Excombatientes asturianos pedían mano dura con los terroristas juzgados en el 'proceso de Burgos'
Fue el día en el que acabó el juicio de Burgos y los magistrados se retiraron a deliberar una sentencia que no vio la luz hasta finales de mes. Dieciséis miembros de ETA se sentaban en el banquillo por los asesinatos de José Pardines, Melitón Manzanas y Fermín Monasterio. Los fiscales solicitaban más de setecientos años de cárcel y seis penas de muerte. De eso hace hoy medio siglo, y también de la publicación, en páginas de EL COMERCIO, del comunicado que al efecto hicieron los excombatientes asturianos del bando sublevado en 1936.
Decían que, «por consecuente lealtad a su origen ideológico», no podían «dignamente permanecer mudos e impasibles». Mostrando fidelidad con «la ley de Dios según la doctrina de la Iglesia Católica», criticaban los excombatientes «el silencio escandaloso de los 'tontos útiles' o la transigencia estéril y peligrosa» y exigían unas actuaciones con «mayor energía», contra «los actos de signo netamente separatista, marxista-comunista», que gozaban, a su entender, «de la absurda pasividad de parte de las jerarquías de la Iglesia». Se referían a la pastoral promulgada días atrás por el obispo de San Sebastián y el administrador apostólico bilbaíno, y en la que se hablaba ya de la violencia institucional versus la del recién nacido grupo terrorista. Una «descarada intromisión a las funciones e independencia de los Tribunales de Justicia Militar», a entender de los exmilitares.
Condena, indulto y amnistía
Aquel fue un complejo episodio de nuestra historia reciente. Las condenas, más duras de lo que se pedía inicialmente por la fiscalía (fueron, al final, nueve sentencias de muerte y 519 años de cárcel), la ausencia de garantías procesales del juicio y el natural deterioro del Régimen generarían reacciones contrarias dentro y fuera de España, y hasta dentro del propio Gobierno. Tuvo que ceder.
La historia acabó en indulto y, siete años después, en amnistía general. «Sigue siendo la misma de nuestros años mozos la pasión por España, la devoción al Caudillo y la fidelidad a los principios que inspiraron el 18 de julio», decían en su carta los exmilitares. Cuarenta y cuatro años después. A casi un siglo de hoy.