Otro robo en una perfumería de La Calzada colma la paciencia de los comerciantes

El último episodio tuvo lugar en la perfumería Montes, en la calle Gran Capitán, la madrugada de ayer. Un individuo oculto con una capucha fracturó la luna del escaparate con una tapa de alcantarilla y se apoderó de productos por valor de unos 500 euros, sobre todo perfumen y cosméticos. Un trabajador de Serenos vio cómo el hombre huía precipitadamente tras cometer el golpe, por lo que telefoneó rápidamente a la Policía. Cuando los agentes se personaron en el lugar no encontraron ni rastro del ladrón. Los hechos tuvieron lugar sobre las 3 de la madrugada. «Ya no sabemos qué hacer, sabíamos que tarde o temprano nos iba a tocar por todo lo que está pasando en la zona, es indignante», comentó la dueña del negocio.

La Calzada se ha visto especialmente castigada en los tres últimos meses por atracos y robos a mano armada. En octubre el propietario de un estanco de la avenida de la Argentina fue apuñalado por dos hombres que esperaron a que cerrase el negocio para robarle la recaudación. Se llevaron unos 6.000 euros de botín y aún no han sido detenidos.

Le sucedieron otros dos asaltos en joyería de la misma calle, uno a mano armada y otro perpetrado por un individuo que entró con un martillo con el local abierto al público, rompió las vitrinas y se llevó numerosas joyas. Esos dos casos se saldaron con sendos detenidos. No así el robo a punta de navaja en la cafetería Imperial, también en la avenida de la Argentina. En esa ocasión, dos jóvenes encapuchados entraron cuando la camarera estaba a punto de cerrar el público, la amenazaron con un cuchillo de grandes dimensiones y llegaron a pegarle un fuerte puñetazo en la cara para que soltase su teléfono móvil. Tampoco han sido arrestados por el momento.

Quien sí fue detenido tras ser retenido por los clientes del establecimiento fue el atracador de un supermercado de la Algodonera. Sacó una navaja del bolsillo cuando pasaba por la línea de caja con un bote de bebida. Exigía todo el dinero de la caja registradora. Los testigos le golpearon con cestas de la compra, sillas y otros objetos hasta que cayó al suelo. Los agentes que se desplazaron al lugar lo detuvieron por un robo con violencia e intimidación.