Sanidad, salas... y vacas
Se inauguró, por fin, el nuevo edificio del Hospital de Caridad, hasta entonces en una irrisoria situación provisional
Sábado, 21 de mayo 2022, 00:20
Fueron malos tiempos para el Hospital de Caridad desde la demolición del viejo local de la calle Cabrales. Desde que se abandonara el histórico hospital, el centro, denunciaba EL COMERCIO, «había tenido que pasar por un verdadero calvario, viéndose obligado a ocupar durante bastante tiempo y en forma irregular y molesta para todos -incluso para el mismo hospital- el edificio de las RR Madres Adoratrices». De poco sirvieron las laboras de rehabilitación de aquel lugar, o el trabajo incansable de las monjas. «Ahora, con el Seguro de Enfermedad y demás obras sociales de ese carácter se ha aligerado algo este problema, pero (...) en cambio la mayor amplitud y más importantes vuelos que cada vez va adquiriendo el Hospital vinieron a servir de contrapeso».
Hasta el día de hoy... de hace 75 años. Fue la jornada en la que se inauguró el nuevo hospital, adaptado a la época, amplio y al gusto de los sanitarios. Decía EL COMERCIO que el centro contaba con salas para atender a los enfermos «desamparados de toda otra protección»; otras para poner «a disposición de la beneficencia Provincial y Municipal», y otras «para los casos en que quiera hacer uso de estos servicios el Seguro de Enfermedad». Pero también, olvidando un poco la caridad, se incluían salas especiales para los enfermos de pago, «cuyos médicos quieran aprovecharlas; disponiéndose para esto también de salones o departamentos 'ad hoc' para los casos en que algún familiar de los enfermos quiera acompañarlos».
Como quiera que este último extremo podía dar que comentar, se explicó, también, que aquellas salas privadas se destinarían a los pacientes de las consultas privadas de «cuantos señores facultativos quieran aprovechar tal servicio llevando allí a sus enfermos, como si se tratara de un sanatorio propio». En otro orden de cosas, hasta granja, con zona dedicada a la horticultura y otra a pomarada y establo con las vacas necesarias para autoproveer al hospital de leche tenía el nuevo local, eso sí. Lo definimos, en cuarta plana, como «una obra que honra a Gijón», y la bendijo el mismísimo obispo. ¡Como para no!