«Si todo esto ha servido para unirnos más, ya vale la pena»
Elizabeth y su tío Roberto compensan estos días la falta de familiares con la ayuda vecinal. «Antes solo nos saludábamos»
MARÍA CIDÓN KIERNAN
GIJÓN.
Jueves, 30 de abril 2020, 00:44
Hace mes y medio que Elizabeth Carmen Fernández, de 65 años, no ve a su familia. Añora a los suyos y también salir a la calle. Pero se lo toma con filosofía. «Hay que reinventarse, es un cambio de actitud», razona. Le pasa como a muchas personas confinadas. La diferencia es que ella tiene una discapacidad física del 87% y debe cuidar sola a su tío, Roberto Fernández, de 81 años, que padece parkinson.
«El cambio brutal ha sido tener que dejar de contar con las visitas de mis primos y sobrinos», explica Elizabeth, pues además de echarlos de menos son una gran ayuda cada día. «Yo siempre limpio, barro y friego sola, pero ahora tengo que manejar otros tiempos y me canso más por mi fisología», aclara. Aunque la situación es difícil, Carmen reconoce que cuenta con ayudas importantes: un auxiliar de la Asociación de Enfermos Musculares de Asturias (Asempa) que le asiste dos veces al día, el apoyo de Cruz Roja y algo que le pilló por sorpresa, la solidaridad vecinal de la calle Manuel Hevia Carriles, 2. «Antes solo nos saludábamos, ahora te tocan al timbre y te preguntan si necesitas algo. El otro día me dejaron comida en la puerta».
Su vecina Marta, del primero, es una aliada clave. Ella le ayuda con las compras y la cocina, aunque hace poco enfermó y es su marido quien se ha acercado para llevarle una tortilla de patata recién hecha, dice Elizabeth emocionada, pues todo eso hace «que no te sientas sola». Sin embargo, la mayoría de comidas las hacen entre tío y sobrina. Son chef y asistente de cocina. Ella le da las indicaciones y él las cumple. Se han reinventado para sobrevivir. «Mi tío son mis brazos, me agobia un poco todo esto pero yo me imagino que es como un concurso donde tienes que retarte día a día. Eso fortalece porque ves que lo logras», sostiene.
80 cumpleaños con pancarta
Lola Garnung Varela, por su parte, cumplió ayer 80 años en su casa de la calle del Horno. Vive sola, pero los vecinos son familia. Para sorprenderla, hicieron bajar una pancarta de felicitación desde el cuarto a su segundo piso y le cantaron el cumpleaños feliz a las ocho. Brindis incluido.