«Solo queremos que los acusados respondan ante un juez por la muerte de Eleazar»

Los ecos de la protesta para pedir justicia para Eleazar se escucharon ayer desde Gijón -donde el joven falleció en septiembre de 2019-, Oviedo y Pola de Siero. También en Cantabria, Galicia y Valencia decenas de personas -las convocatorias estaban limitadas por las medidas anticovid- se sumaron a la llamada de la familia de Eleazar García para reclamar que los investigados por su muerte «respondan ante un juez». El sobreseimiento del caso por la Sección Octava de la Audiencia Provincial ha sumido en un profundo malestar a la familia de Eleazar, de 33 años y con una discapacidad del 75%, pero no cesa en su objetivo de lograr que se celebre un juicio que dirima responsabilidades por la muerte de un joven «cariñoso y amable».

Casi medio centenar de personas se dieron cita ayer -en el día internacional del pueblo gitano- ante el Palacio de Justicia de Gijón para reclamar un juicio. La familia ya ha iniciado la tramitación para recurrir el sobreseimiento del caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, indicó Antonio Romero, primo de Eleazar y portavoz en la protesta en Gijón. Están convencidos, e insisten en que «la instrucción del caso así lo atestigua», de que Eleazar murió por la acción de los ocho vigilantes jurados y cinco policías locales investigados. «¿Qué tipo de muerte natural hace que un muchacho sano y sin ninguna patología cardiaca presente erosiones y contusiones en muñecas, rodillas, nariz, pómulos, cuello, cara, brazos, piernas y la cara superior del torax?», se preguntaban en la concentración de Pola de Siero. Aquel 8 de septiembre de 2019 Eleazar había ido a El Molinón a ver un partido de la selección. Salió del estadio, pero olvidó la entrada. Según el relato de la jueza de instrucción del juzgado número 2, al intentar entrar por una de las puertas se inició un forcejeo con una de las vigilantes que resultó golpeada en el rostro. El joven fue inmovilizado contra una valla por varios de los investigados, quedando la víctima en posición boca abajo y con las manos a la espalda. Trasladado al centro de salud fue nuevamente inmovilizado. Ya sin conocimiento, empezó a convulsionar y entró en parada cardiaca, falleciendo aquella noche.

La magistrada vio indicios de criminalidad en la conducta de los investigados. Y a eso se agarra una familia que solo quiere que se celebre un juicio que pueda servir como «catarsis». «Nada nos va a devolver lo que se marchó, pero que se reconozca lo que pasó sería un descanso», decía Romero. «Ni uno más», añadían quienes asistieron a la protesta.