Somió se llena de color por el Corpus
Festividad. Las tradicionales alfombras florales desplegaron un amplio abanico de tonalidades en la parroquia, que procesionó con el sagrario desde San Julián
Los feligreses de la iglesia de San Julián de Somió se dieron ayer cita para celebrar su particular Corpus Christi, festividad cristiana destinada a venerar la eucaristía.
Como es tradición, las alfombras florales tiñeron Somió de color. El párroco Luis Muiña, quien estuvo acompañado por el sacerdote Eduardo Jiménez, expárroco de la Asunción, presidió una misa a la que acudieron varios niños que la semana pasado hicieron la primera comunión. Fueron ellos quienes lanzaron pétalos de rosa al paso del sagrario por las calles de la parroquia.
La homilía corrió a cargo de Eduardo Jiménez, quien destacó que «la eucaristía nos da paz y vida, nos reconforta». Decenas de feligreses acudieron a una celebración que «es una realidad del gesto de Dios con los demás». Por su parte, Muiña pidió a los asistentes «paciencia, ilusión y sacrificio» en la transmisión del mensaje de Dios.
En sus intervenciones, los sacerdotes insistieron en la relevancia de la eucaristía, puesto que «en ella Dios nos dice que quiere ser parte de nuestra vida, de nuestros sueños». Aún hoy –defendieron– «la eucaristía es para que todos, como pueblo, sigamos construyendo el proyecto de Dios».
Participación juvenil
Marcaba el reloj la una del mediodía cuando las puertas del templo se abrieron. Decenas de vecinos se agolpaban a la entrada de la iglesia para iniciar la procesión tras el sagrario. Se abrieron las puertas de San Julián y comenzaron a sonar los acordes del himno nacional. La Banda Sinfónica de Gijón puso la nota musical a una celebración llena de respeto, tradición y espíritu vecinal. La alfombra que daba entrada al templo dibujaba la bandera verdiblanca de la parroquia de Somió.
«Es bonito ver a gente joven, sin ellos no sería posible mantener estas tradiciones tan guapas», apuntaba Soledad Lafuente, presidenta de la asociación vecinal.
Tras una breve procesión, la parroquia ofreció el bollo a los asistentes. También hubo brindis con sidra y la promesa de volver a verse en el próximo año en el Corpus.
