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Los niños reciben la bendición de las palmas en la Pascua de 2012 de manos de don Pío, rodeado de vecinos en la que fue su parroquia durante más de medio siglo. PALOMA UCHA

Somió llora la muerte de don Pío

«Fue un gran hombre que siempre propició la unión», destacan sobre Pío Sánchez, fallecido a los 93 años en su localidad natal, Serantes

SUSANA D. TEJEDOR

GIJÓN.

Jueves, 23 de septiembre 2021, 01:45

El fallecimiento del sacerdote Ángel Pío Sánchez, don Pío para todos, ayer, en su casa tapiega, a los 93 años, causó un hondo pesar entre los vecinos de Somió a quienes, pese a la edad, pilló por sorpresa el deceso. Una parroquia en la cual fue el párroco durante 51 años y, aunque hace nueve que se jubiló y se fue a su tierra, la localidad de Serantes, en Tapia de Casariego, su recuerdo sigue muy presente entre los feligreses, muchos de los cuales colaboraron durante décadas con él en las laborales parroquiales.

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«Somió llora por don Pío», aseguraba Poldo Beltrán, colaborador y amigo del sacerdote durante más 40 años. Entre lágrimas contenidas, recordaba a un hombre «muy sencillo, muy entrañable y siempre, por propio deseo, en segunda línea, porque no le iban los protagonismos en absoluto, eso lo sabíamos todos y nos lo demostró».

Que huía del protagonismo es algo en lo que coinciden todos los que lo conocieron y trataron. «Era alérgico a los homenajes pero el pueblo lo quería», afirmaba Soledad Lafuente, presidenta de la asociación de vecinos. Hace tan solo unos días habló con él. «Pese a la edad, se encontraba bien, por eso no lo esperábamos. Y su cabeza estaba estupendamente, muy cuidado y acompañado por sus cuñados». Tanto lo querían sus vecinos que pensaron en concederle una presencia eterna. Al lado de la iglesia de San Julián, por la que tanto trabajó, está su busto, en el que ayer, al poco de conocerse la noticia, se depositó un ramo de flores. También su nombre luce en una placa en el parque rural, entre los caminos de Cabueñes y de Las Lilas, justo enfrente del conocido merendero El Pilu.

«En todos dejó muy buen sabor de boca. Siempre lo recordaré con su sotana, paseando por Somió», dice la presidenta vecinal

Fueron sus vecinos, sus feligreses, los que pidieron que su nombre quedase para que las generaciones siguientes conociesen su labor. «En todos dejó muy buen sabor de boca. Siempre lo recordaré con su sotana, paseando por Somió», recordaba Soledad Lafuente.

Seguía dando misa

Don Pío nació en Rapalcuarto, barrio de la parroquia de Serantes, en Tapia de Casariego, en 1928, en una familia profundamente religiosa. A los diez años ingresó en el seminario de Valdediós (Villaviciosa), en el que permaneció un lustro. De allí se fue al Seminario de Oviedo y continuó con sus estudios. Latín, Filosofía, Teología... Dado que era menor de 24 años, edad necesaria para ordenarse (tenía entonces 19), partió hacia Comillas para estudiar Derecho Canónico.

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Su primer destino, ya como cura, fue en Teverga y un año y medio después regresó a su pueblo, Serantes, parroquia en la que permaneció una década, antes de incorporarse a Somió. Fue en 1961 y su destino fue permanente hasta 2012. La retirada le llevó de regreso, por deseo expreso, a su tierra. Vivía con su familia pero seguía dando misa en Serantes, ayudando al párroco allí asignado.

Emilio Núñez, colaborador de don Pío en San Julián durante muchos años, asegura que «era especial, cariñoso, entrañable. El bautizó y casó a todos mis hijos. Trabajar a su lado era increíble, te daba todas las facilidades, todo le parecía bien», puntualizaba ayer este vecino, muy emocionado al recordarlo.

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Le gustaba estar con la gente, pero era «muy callado y respetuoso, muy de iglesia», cuenta Poldo Beltrán, que dice que la última boda que celebró don Pío en Somió fue a su tercer hijo. «Fue una ceremonia muy cariñosa y bonita porque él ya se retiraba y además casaba a una persona a la que conocía. Muy emotivo».

Pero él no dijo nada, porque no quería anunciar cuándo se iba, el día de su partida. Quería aplicar la misma discreción que siempre le había caracterizado a la hora de su marcha.

En la misma casa

Era un cura «humilde» que permaneció en la misma casa, pese a que «necesitaba con urgencia reparaciones, pero él siempre encontraba cosas más urgentes en las que gastar dinero», resaltó Núñez. «Se nos fue un gran párroco, un gran pastor, un gran hombre que siempre propició la unión», resumía Poldo Beltrán.

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La misa en su memoria tendrá lugar esta tarde, a las 17.30, en San Andrés de Serantes, en un funeral que estará presidido por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. Luego, recibirá cristiana sepultura en el cementerio parroquial. Los vecinos de Somió han fletado un autocar para trasladarse hasta Tapia.

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