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RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Miércoles, 24 de octubre 2018, 03:23
El Ministerio de Fomento condiciona la firma del convenio del plan de vías a que avance el estudio informativo de la estación intermodal. El trabajo lo inició la consultora Ineco a finales de mayo, «tiene un plazo de 24 meses y mientras no lo tengamos no podemos actuar con ningún rigor, porque lo que ha habido hasta ahora son estudios preliminares, a ojo, sin ningún fundamento estricto», en palabras del ministro, José Luis Ábalos. Tras analizar el pliego del encargo, el Colegio de Geólogos de Asturias advierte sin embargo de que se ha hecho de tal forma que el resultado está «sujeto a muchas incertidumbres» y que, por tanto, los costes de obra que estime «tienen muchas opciones de terminar cambiando sustancialmente».
La debilidad del estudio reside en su primera fase, los trabajos de investigación geotécnica. El encargo realizado desde la Secretaría de Estado de Infraestructuras concede tres meses para hacer esta indagación sobre las condiciones del terreno. La factura que está dispuesto a pagar por ello es de 61.965 euros, el 73% de los cuales financiarán los sondeos. Concretamente a Ineco se le ha ordenado que extraiga 210 metros de testigos, sacados del subsuelo a un máximo de 50 metros de profundidad. «Eso solo te permite hacer cuatro sondeos profundos, lo que para una estación que se idea con 460 metros de longitud es uno cada 115 metros», calcula José Antonio Sáenz de Santa María, decano del Colegio de Geólogos. «Es muy poco, más aún cuando sabemos de sobra que este terreno es de una extraordinaria complejidad», agrega. Baste recordar que los supuestos problemas de filtraciones fueron los que motivaron en junio de 2005 un cambio del trazado iniciado durante el Gobierno de José María Aznar.
«La zona de El Humedal se llama así porque entre los siglos XVI y XVII había un lago, de turba y carbón, por lo que ahora es un terreno sumamente incompetente, con materiales heterogéneos y espesores variables; hacer cuatro sondeos en un lugar donde pretendes excavar una estación de al menos dos plantas de profundidad es quedar luego expuesto a las sorpresas porque sin un conocimiento más preciso es difícil que aciertes con los cálculos de la cimentación», relata el geólogo.
A grandes rasgos, el terreno en el que se proyecta la terminal está compuesto de materiales de relleno en sus primeros cinco metros de profundidad, arenas de playa y arcillas de alteración en la siguiente capa, y luego margas calcáreas. La última franja la componen calizas. «Todo ello está muy mezclado y por trabajos anteriores ya sabemos que da problemas», recuerda Sáenz de Santa María. Actuar en este terreno sin un conocimiento más preciso de su composición «es como si al médico solo le dejaras hacer un par de radiografías para que sobre ellas y sin ninguna prueba más deba decidir lo que le pasa a tu corazón, el tipo de operación y su coste», abunda.
Sáenz de Santa María aporta un ejemplo: «Para el pozo de tormentas de Juan Carlos I, al lado también del Museo del Ferrocarril, se hicieron diez sondeos, y es una obra menos compleja que la estación intermodal». Según las estimaciones del decano, dadas las dimensiones de la futura terminal de trenes y autobuses, «harían falta al menos cuatro veces más sondeos». Los tres meses de campaña de campo y análisis del laboratorio prescritos en el pliego también se le antojan escasos: «Para tener resultados serios sería necesario al menos el doble de tiempo».
Dar poco margen y recursos a los técnicos para completar la investigación geotécnica «es un error demasiado común; luego nos encontramos con los modificados y el cambio de fechas en las obras, pero es que sin atajar esto todo lo que diseñas está sujeto a mucha incertidumbre», abunda.
Un repaso a los estudios anteriores ligados al plan de vías y el metrotrén evidencian que, como defiende Fomento, cuanto más se madura una de sus piezas más cambian la estimación de costes. Es una constante en la que también caen los propios estudios informativos. En 2008 por ejemplo Gijón al Norte cifraba en 306 millones el precio de la ideada estación de Moreda, terminal que tres años aseguraba poder materializar por alrededor de cien millones. En 2007, con un estudio informativo ya redactado, la prolongación del túnel hasta Cabueñes se calculaba en 125 millones, suma que en 2017 el entonces ministro Íñigo de la Serna elevaba a 227 para la misma tarea.
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