El sueño hidráulico del abad
EL COMERCIO informó de la muerte de Sebastian Kneipp, religioso precursor de la hidroterapia que en Gijón también cristalizó
Domingo, 29 de mayo 2022, 00:08
Lío de fechas. Cualquier interesado en informarse sobre la vida del abate Sebastian Kneipp a día de hoy encontrará, en la enciclopedia 'online' por excelencia de nuestros días, que este se murió en Bad Wörishofen el 17 de junio de 1897. Sin embargo, EL COMERCIO anunció su deceso tal día como hoy. Sin que hubiera siquiera entrado el mes de junio. Asumamos, pues, que la Wikipedia miente -algo más verosímil que el que nuestro diario decano tuviera dotes adivinatorias-. La cuestión es que Keipp, «célebre por su sistema de curación con solo el uso de agua», falleció hace 125 años, a los 76, después de haber descubierto, dicen que en aguas del Danubio, las propiedades medicinales de las aguas; aquello que luego cristalizaría en la hidroterapia y aquí, en Gijón, en los desaparecidos balnearios de la playa de San Lorenzo.
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«Kneipp comenzó por experimentar en sí propio los resultados de su medicación», decíamos, «acabando por reconocer en el agua un específico para todo, y más especialmente para las enfermedades orgánicas». Pronto se convirtió «en apóstol del sistema», dando conferencias aquí y acullá, publicando opúsculos sobre los beneficios del agua y haciendo demostraciones prácticas a los doctores. El mismo papa León XIII «sintió curiosidad de conocer a Kneipp, y le llamó a Roma para que le explicara su sistema, sometiéndose él mismo a sus prescripciones, aunque sin gran resultado». ¡Vaya por Dios!
Alargar la vida
Kneipp aseguraba que la vida se alargaría -como la suya, siendo él de natural enfermizo, aparentemente se había alargado- por medio de la aplicación de chorros de agua en diferentes partes del cuerpo, la moderación en el consumo de alcohol, azúcar y carne, el ejercicio físico y el uso de plantas medicinales. Y propagó estas ideas, según recordaba EL COMERCIO, por medio de publicaciones como «'Mi cura por el agua', 'La higiene de los niños', 'Mi testamento para enfermos y sanos'» y más. «En todas (...) aduce razones en pro del sistema, señalando numerosísimos casos de curación por medio del agua». Su semilla -acuática- quedaba patente por medio mundo, también en Gijón.
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