El tiro del tabernero ebrio
Pío recibió el disparo en el glúteo cuando hacía arrumacos con su novia en el portal. Ella pensó que era un cohete. El motivo no se supo
Martes, 14 de junio 2022, 00:19
Suma y sigue. No bajaba la criminalidad en Gijón por más que se intentase reducir, por medio de chuzos y toletazos de la autoridad, el criminal efecto de las libaciones excesivas en las tabernas. Hace un siglo, otra trifulca más vino a escandalizar a la villa, cuando un tabernero cojo y organillero -las tres características principales de Epifanio González, el agresor- disparó, sin más, a un joven que cortejaba con su novia, hiriéndole de gravedad. Afortunadamente, aquella vez no habría que lamentar mayores desgracias, y la víctima, Pío González, consiguió llegar por su propio pie a la Casa de Socorro. Le habían disparado, aseguraba, con un revólver «en la región baja glútea izquierda, sin orificio de salida».
Sucedió que ese día Pío, de 20 años, «domiciliado en el Llano del medio, donde tiene su familia un taller de fundición», se encontraba «pelando la pava con su novia Engracia Rodríguez, a la puerta de la casa de esta, que es la número 39 de la carretera de Oviedo». Cuando iban a despedirse, sonó una detonación, y Engracia, imbuida por los catárquicos efectos del amor, no reparó en la cercanía del sonido. «¿Qué es eso, un cohete?», preguntó. «A lo que repuso Pío, que se hallaba de espaldas a la carretera: 'No, me han pegado un tiro'».
Durmiendo la mona
Así era, en efecto. Sin más. Para cuando llegó la guardia municipal, todos los vecinos comentaban ya que seguramente el pistolero fuera el antedicho Epifanio, que vivía en tal sitio; y allí, muy cerca del lugar de los hechos, lo encontraron durmiendo la mona. A la casa del organillero les habían conducido declaraciones un tanto berlanguianas de «personas que decían haber visto correr a un cojo después de la detonación». Se hallaba, como se dice, Epifanio en el más profundo y etílico de los sueños en el momento de su detención,«y al requerimiento para que se levantara, opuso tenaz resistencia. A viva fuerza le condujeron a la Inspección Municipal». De poco sirvió. «Su estado de completa embriaguez no le permitía coordinar ideas, y contestaba vagamente». El revólver se encontró en el chigre de su propiedad, oculto entre unas botellas. ¿El porqué de su ataque? 'Chi lo sá'.