Más de 200 escolares compiten en tableros gigantes de ajedrez en Gijón
Torneo Pequeños Gigantes ·
«Disfrutan un montón y sirve para que puedan gestionar la forma de aprender o 'perder' de una manera compartida», destaca la organización«En la época de las pantallas, hacer que unos niños jueguen todo un día en la calle es una pasada». Bajo esa premisa nació Pequeños Gigantes, un torneo nacional de ajedrez en la calle por equipos, para niños de entre 6 y 12 años, que desembarcó por primera vez en Gijón este sábado y copó todas las miradas a su paso por los Jardines del Náutico. Y es que, como su propio nombre indica, se desplegó en versión gigante.
Más de 200 escolares de Primaria, de un total de 18 colegios asturianos, compitieron durante toda la jornada en tableros de 9 metros cuadrados, realizados con 54 neumáticos reciclados cada uno, para demostrar sus habilidades en un sistema de 'liguilla' en el que cada partida dura 20 minutos, siguiendo las reglas oficiales de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), y con un máximo de cuatro jugadores por equipo en el tablero, lo que permite la rotación y asegura que todos los niños participen activamente.
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«Tienen que ponerse de acuerdo en hacer el movimiento, entrar a mover la pieza y accionar el reloj. Eso hace que todo sea muy dinámico y divertido», explicó el director del evento, Nicolás González. Bastaba con echar una mirada a la explanada del Náutico para ver decenas de niños corriendo de un lado a otro del tablero, tratando de convencer a sus compañeros de por qué su propuesta es el mejor movimiento y avisando a los árbitros a la mínima que un rival hacía algo no permitido. «¡Han movido dos piezas a la vez!», advertía un alumno del colegio Laviada ante el desorden que había llevado al error a su equipo rival, la Inmaculada.
Y eso que los pequeños de la Inmaculada ya tenían experiencia jugando al ajedrez. Formado por Irene Luiña, Alba Vegas, Enol Álvarez y Mateo Escudero, de entre 6 y 9 años, sus caras y sus sensaciones eran muy dispares. «Nos está gustando mucho», decía Irene, algo que con lo que no estaba de acuerdo su compañero Enol porque «en cada partida, cuando tenemos jaque mate y estamos a punto de ganar, alguien hace una cosa mal», afirmaba, llevado por la desesperación de ver que no lograban salirse con la suya. Pero sus compañeras eran más positivas: «Yo de momento lo estoy pasando bien y todavía nos quedan dos partidas, así que seguro que remontamos», afirmó Irene.
Herramienta de aprendizaje
Quienes sí estaban muy felices eran los hermanos Alejandro, Pablo y Adrián Valella y sus compañeros Lucas Flaquer, Pablo Xurga y Joel García, de entre 6 y 11 años y todos del colegio Campiello (Piedras Blancas). También tienen equipo de ajedrez en el centro y llegaron con una base sólida que no tardaron en demostrar a sus contrincantes. Durante la primera parte de la mañana ganaron las tres rondas que jugaron: primero contra el equipo de los colegios Nicanor Piñole y Río Piles, después contra el Quirinal y, por último, contra Los Campos.
«Este torneo es una oportunidad para que los niños descubran el ajedrez como una poderosa herramienta de aprendizaje. A través del juego, mejoran sus habilidades académicas y personales, todo en un entorno de respeto, igualdad e inclusión», destacó su director. Aunque cada uno podía llevar su merienda, la organización les proporcionó agua y fruta para que se alimentasen de forma saludable, acompañando el evento de una pantalla gigante y música rock y moderna.
Piezas de 220 kilos
La ronda final se disputó por la tarde entre el colegio Tremañes y el Montedeva A, de la que se alzó ganador el Montedeva A, pero con una dificultad añadida. Fue en un mega tablero de ajedrez, elaborado con casi 1.000 neumáticos reciclados y en el que la pieza del rey mide 1,80 metros y pesa 220 kilos. «Los niños son más pequeños que las propias piezas y está pensado para moverse en grupo. Tienen ruedas direccionales y uno solo no podría, pero en equipo lo pueden mover perfectamente por el tablero», aclaró González.
La iniciativa ha tenido una «recepción fabulosa» entre los colegios y sirve para que los más pequeños puedan gestionar la forma de aprender o 'perder' de una manera compartida. «Y cuando ganan, la victoria se celebra como una Champions. ¡Es la fiesta del ajedrez!», celebró.
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