En el tren se formaban animadas tertulias.
1897. Hace 125 años.

Turistas de toda condición

Los forasteros llegaban al Gijón de época estival por medio del tren, aunque, eso sí, a bordo de cualquiera de sus diferentes clases

Jueves, 28 de julio 2022, 00:53

Tanto como para contarlo. Dijimos que, por entonces, venían los vagones «llenos de viajeros, y ven estos acercarse el momento de parada con impaciencia suma, después de estar largas horas» en su interior. «Las clases acomodadas viajan siempre en el tren que tiene categoría de exprés; a su llegada son esperados por amigos que les saludan, por gente que acude a la estación a estrechar su mano, ofreciéndoles solícitos cuidados y atenciones». Hablaban, los pudientes, de «las ocupaciones de la política, de la banca», y más. Nada comparado con «el otro tren, el de los humildes»; el más lento, el más hacinado, el peor.

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Aquellos ocupantes de los vagones más modestos «son los que constituyen el pueblo, los que salieron de su aldea a tomar baños, que necesitan para su salud; vienen solo por los días justos». Si los ricos, asegurábamos, venían «a los puertos porque en Madrid se aburren, porque aquello ha perdido toda su animación y temperatura excesiva», los pobres lo hacían por curarse y sin miedo a Lorenzo: «El calor no les asusta, lo sufrieron primero trabajando la tierra que les produce para hacer el viaje, lo sufrirán después, cuando regresen para entregarse de nuevo a las faenas del campo». Muchos pobres veían la mar por vez primera en Gijón. «No comprendían allí, en el rincón de su aldea, apartados del mundo, que sería el mar tan ponderado; algo muy extraordinario debía ser cuando tanto se habla de él, pero no imaginaban su grandeza». ¡Una experiencia!

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