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M. MORO
GIJÓN.
Lunes, 26 de julio 2021, 00:18
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Un día después del revuelo nocturno que apenas dejó dormir a gran parte del vecindario del número 19 de la calle del Carmen, allí donde está la pensión asociada al hotel Albor donde buscó desesperadamente ayuda la amiga de las dos víctimas de la supuesta violación al grito de «busco a unos chavales que nos la han liado muy gorda», los ánimos siguen sin poder relajarse. Tanto en ese bloque, como en el edificio de Pedro Duro número 16 donde fueron detenidos los cuatro jóvenes de origen portugués, los vecinos seguían ayer en el foco mediático.
La mayoría de los que accedieron a hablar ayer ante un micrófono o una grabadora coincidieron en manifestar su pesar y consternación «por no haber podido hacer más para ayudar y evitar un suceso tan desagradable».
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Es el caso de Irene Díaz, una joven que vive en el tercer piso del bloque comparte espacio con varias habitaciones de la pensión donde la Policía Local pensó en un primer momento que habían sido violadas las dos jóvenes. «Le abrí la puerta a la amiga de las dos chicas. La traté un poco mal porque eran las tres de la mañana y yo estaba medio dormida. Pensé que era alguien que había bebido, una turista que se había perdido y estaba buscando su habitación de pensión como suele ocurrir a menudo», rememora. «Ahora me siento un poco mal porque nunca pensé que fuera por una cosa tan grave. Le dije que dejase de picar que el hotel que buscaba estaba desperdigado por varias plantas. Subió en el ascensor y siguió llamando en cada puerta. Vi por la mirilla que era morena y bajita», añade.
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La embajada portuguesa en Madrid está haciendo un seguimiento especial del caso de sus compatriotas detenidos y su situación. Asimismo, las principales cadenas de televisión del país luso desplazaron cámaras y corresponsales hasta el céntrico barrio para grabar planos de recurso y recoger testimonios de testigos de unos hechos que han conmocionado a toda la ciudad.
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