«Cuando recibí la cita y vi la fecha, mayo de 2023, pensé '¿no será una confusión?'»

El pasado 21 de noviembre, después de haber pedido hasta en dos ocasiones a su médico de cabecera que le solicitara una consulta con el servicio de Otorrinolaringología, a Carmen -identidad ficticia porque teme que aparecer en este artículo con nombre y apellidos tenga consecuencias negativas para ella- le llegó a casa una carta con la cita. «Cuando vi la fecha, 24 de mayo de 2023, lo leí y lo releí porque no entendía nada. Quedé terriblemente sorprendida. 'No es posible, ¿no será una confusión?', pensé». Pero no. La consulta con el especialista, en la Casa del Mar, está agendada para dentro de año y medio.

Un tiempo «excesivo», entiende esta mujer con problemas de garganta y de oídos «desde hace tiempo» que ve cómo su audición va empeorando cada día que pasa. Si pidió ser vista por un especialista es porque «quiero saber si el oído está preparado para poder poner un audífono». Pero esperar año y medio le parece demasiado así que, muy a su pesar, se está planteando recurrir a la sanidad privada. «Poco a poco están deteriorando la sanidad pública», se lamenta.

«Es una vergüenza. Nos están obligando a ir a la privada», coincide Narcisa Rueda, Cuqui. Ella expresa su queja apenas unos minutos después de salir del Hospital Universitario de Cabueñes, donde ayer presentó una reclamación en el Servicio de Atención al Paciente. El servicio de Cirugía Maxilofacial la ha citado para el 27 de abril de 2022, es decir, dentro de cinco meses, para extraerle, con anestesia local, una muela rota. A finales de octubre, se le cayó un puente fijo que tenía en la boca y ahora los problemas con esa muela le impiden comer correctamente. «De ese lado no puedo masticar. Me produce un malestar brutal. Literalmente, veo las estrellas», cuenta. «El retraso de cinco meses en hacer una extracción dental, junto con la gran molestia que me causa tener una muela rota, me está obligando a recurrir a los servicios de un maxilofacial privado. Independientemente de que yo tenga medios para afrontarlo o no, considero que esta situación debe ser solventada por el Sespa en un plazo mucho más breve», dice en su queja. Lo que no dice es que, «si no me dan una respuesta rápida y coherente» y finalmente recurre a los servicios de un especialista privado, «le voy a pasar la factura al Sespa».

Los ejemplos de estas dos mujeres o el de otro vecino de Gijón, que en octubre recibió una cita de Urología para diciembre de 2022, son en los que el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV) de Gijón, Manuel Cañete, se basa para asegurar que «la realidad es tozuda y demuestra que los datos de lista de espera que ofrece el Servicio de Salud del Principado se alejan mucho de lo que estamos viendo».

Según la última estadística publicada por Astursalud, la relativa a octubre, la demora media de los pacientes de Atención Especializada en el Hospital Universitario de Cabueñes era de 86 días. Hay cinco especialidades cuyos tiempos medios de espera superan con creces ese registro: por este orden, Urología, Rehabilitación, Otorrino, Neurología y Oftalmología. Pero aún así, la demora media más elevada no llegaría, según los datos astursalud, a los cinco meses (en el caso de Urología).

En cuanto a las pruebas de diagnóstico, las resonancias magnéticas son las que suponen mayores esperas, cuatro meses, seguidas de ecografías y TAC, pruebas por las que hay que aguardar, de media, cerca de tres meses. Colonoscopias y mamografías se están citando, de media, en poco más de mes y medio.

Temas

• SESPA