«Vivir con tres perros es muy caótico, pero lo compensa su amor y cariño incondicionales»

La familia de El Natahoyo integrada por Cristina Cueto (49 años) y sus dos hijos Alba (26) y Álvaro (21) forman parte del creciente grupo de gijoneses que convive a diario con dos o más animales de compañía en un piso. Ellos lo hacen con dos caniches toy, 'Polo' y 'Loki', y un golden retriever, 'Joy', en una vivienda de 90 metros cuadrados de la calle Dos de Mayo, desde hace año y medio. Fueron llegando, uno tras otro, para que los más jóvenes adquiriesen «responsabilidad».

Alba, estudiante de Enfermería, explica que vivir con tres perros «es muy caótico, porque igual estás tan tranquilo y de repente uno se pone a ladrar mientras los otros dos se pelean». «Requiere mucha organización y trabajo en equipo (del que no se libran ni los abuelos), muchas caminatas y dedicación. También hay que tener en cuenta que con tres perros los gastos se disparan, aunque todo lo compensa el cariño y el amor incondicional que nos proporcionan», asegura. «Nuestro día a día está totalmente centrado alrededor de ellos», reconoce.

La familia Cueto al completo se contagió de coronavirus durante la primera ola, al principio del confinamiento. Estuvieron 50 días aislados en casa sin salir a la calle. «La experiencia fue bastante dura para ellos y para nosotros. Dependíamos de la generosidad de amigos y de nuestro veterinario Juanjo, para que nos los sacasen», recuerda Alba. «Ellos subían a la puerta de nuestra casa y nosotros, con guantes recién puestos y mascarilla, les abríamos y se los dábamos con la correa», añade.