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Las claves del día: el «silencio» de Sánchez
Susana Bartolomé, residente en Caracas desde hace 27 años, en la academia donde imparte clase. E. C.
«Vivimos encerrados en casa»

«Vivimos encerrados en casa»

Los emigrantes constatan el aumento de la inseguridad y la tensión política en un país que «tiene de todo pero que necesita una transición»

Óscar Pandiello

Miércoles, 6 de febrero 2019, 02:43

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La situación no es fácil para Ramiro ni para los millones de venezolanos que, en estos momentos, contienen la respiración a la espera de que la situación política de su país no vaya a peor. No las tienen todas consigo. En el caso de Ramiro, nombre ficticio que aporta a través del teléfono por miedo a represalias, acumula más de diez años residiendo en Venezuela. Su origen, sin embargo, está en el oriente asturiano, donde aún vive buena parte de su familia. La incertidumbre y el miedo ante un incremento de la violencia es la tónica dominante entre los emigrantes asturianos, que según datos del Principado ascienden a 5.803 contando nacionales españoles y descendientes.

Residente en la ciudad de Valencia, Ramiro afirma que a lo largo de las últimas semanas la situación se ha vuelto «tremendamente tensa». En su caso, el camino que separa su domicilio hasta el puesto de trabajo, relacionado con el sector industrial, se ha convertido en un trayecto que solo transita en coche. «La inseguridad ha crecido mucho en los últimos tiempos. Mucha gente apenas tiene para comer y le da igual matar si con eso da de comer a sus hijos. Es una pena, pero la miseria es cada vez mayor y las soluciones políticas para arreglarlo parece que no llegan», sostiene.

En Caracas vive desde hace 27 años la gijonesa Susana Bartolomé, que también subraya la «tensa calma» que se respira en la ciudad a la espera de novedades en el Gobierno. «El objetivo es salir del pozo, de la situación tan mala en la que está el país», explica. Venezuela, a su juicio, es un «país bendito» por sus recursos y su gente, unas virtudes que, a raíz de la situación actual, quedan supeditadas a la supervivencia del día a día. «El coste de la vida no para de subir, los pobres son más pobres y nosotros prácticamente vivimos encerrados en casa», lamenta Bartolomé.

Bartolomé ejerce de docente en la capital venezolana y, en parte, su decisión de no retornar a España viene dada por sus alumnos. «Ya tenemos un compromiso con ellos, te implicas en su educación y no volvemos por ellos», reconoce. Para los próximos días, que se prevén tensas ante la llegada de la ayuda humanitaria y el previsible choque entre Maduro y la oposición. Todo ello con el Ejército de por medio. «Solo pedimos una transición en la que quepan todas las partes», concluye.

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