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La exanalista Chelsea Manning, el pasado 8 de marzo frente al tribunal de Virginia. REUTERS
Trump lanza su ira contra los informantes

Trump lanza su ira contra los informantes

El FBI detiene al exanalista del Ejército Daniel Hale y la Fiscalía presiona a Chelsea Manning para que revele sus vínculos con Assange

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Domingo, 12 de mayo 2019

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Desde que el FBI registró su casa en agosto de 2014, el exanalista de Inteligencia Daniel Hale vivía esperando a que le detuviesen. Cuando por fin se relajó, el jueves llegó la Policía a su casa de Nashville y se lo llevó. Con la detención del informante que facilitó a The Intercept la mayor cantidad de datos que se conoce sobre la guerra de los drones, denominados 'Los Papeles de los Drones', el Gobierno de Trump espera desanimar a todo el que esté pensando en traicionar los secretos de Estado, especialmente ahora que se cuecen varias guerras en sus hangares.

«Probablemente me van a enjuiciar y hay una posibilidad real de que tenga que luchar para no ir a prisión», dijo en el documental 'National Bird'. Lo que les espera si es declarado culpable es hasta 50 años de prisión.

  • Citación ante el gran jurado. Manning ha pasado 62 días en prisión por negarse a declarar sobre susfiltraciones a Wikileaks

  • Guerra contra la prensa. Los expertos apuntan aun intento de intimidar aconfidentes para que nocolaboren con los medios

El Gobierno de Obama eligió dejarlo correr, al igual que tampoco persiguió la detención de Julian Assange, cuya extradición ha pedido el de Trump, e incluso perdonó expresamente a Chelsea Manning, que ha vuelto recientemente a prisión. La Fiscalía la citó a declarar contra Assange, pero una vez en el banquillo la antigua analista del Ejército se negó a contestar las preguntas sobre su colaboración con Wikileaks amparándose en tres artículos de la Constitución, que no convencieron al juez.

Por orden suya, Manning estará en prisión hasta que conteste a las preguntas que se le hagan frente al gran jurado de Virginia que terminó su trabajo el jueves. Con el fin de esas actuaciones volvió su libertad, tras 62 días en prisión, pero todo indica que el Gobierno no le dará mucho descanso. La Fiscalía le ha presentado ya otra citación para testificar ante un nuevo gran jurado el próximo viernes, lo que previsiblemente supondrá su arresto si persiste en su determinación de no compartir más información de la ya aportada.

Manning tiene 31 años y ha pasado siete en prisión. Con su misma edad, Hale acaba de conocer la cárcel por primera vez, pero Reality Winner, otra informante que filtró a The Intercept datos sobre la interferencia de piratas rusos en las elecciones de 2016, tiene 27 años y ya lleva casi dos encerrada como parte de la condena de cinco años que pactó. Hay todavía un tercer informante de la publicación digital The Intercept que ha sido detenido bajo el Gobierno de Trump, el exagente del FBI Terry Albury, de 39 años, condenado a cuatro por facilitar documentos sobre las tácticas de la agencia de investigación federal para infiltrar a distintos grupos sociales con prácticas que consideraba xenófobas y que, en ocasiones, le hicieron sentirse cómplice de torturas.

Efecto disuasorio

Todo eso ha hecho pensar a algunos que la campaña del Gobierno va especialmente dirigida a la publicación de Glenn Greenwald y Jeremy Scahill, fundada en febrero de 2014 para servir inicialmente de plataforma para la difusión de los documentos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) filtrados por Edward Snowden. Con tres de sus principales informantes en la cárcel, no hay duda de que la actuación judicial tendrá un efecto disuasorio sobre otros confidentes potenciales, lo que podía ahogar las fuentes de información de la publicación.

James Risen, ganador del Premio Pulitzer mientras trabajaba para 'The New York Times', cree que el objetivo es mayor. «Donald Trump ha cogido la guerra contra la prensa que iniciaron George W. Bush y Barack Obama y la ha escalado a niveles nunca vistos», dijo al programa Democracy Now. «Van a por cualquier confidente o periodista y cualquier clase de filtración para silenciar a la prensa e impedir que revele la verdad sobre los asuntos de seguridad nacional y otros aspectos de la Administración de Trump». Con el Gobierno cada vez más centralizado en el pequeño ámbito del presidente, la prensa es, en palabras suyas, «el enemigo del pueblo».

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