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Beirut se prepara para una gran protesta contra las autoridades

Ni el presidente Aoun, ni Hizbolá aceptan una investigación internacional de la explosión en el puerto | El mandatario no descarta «una intervención externa mediante un misil o bomba»

Mikel Ayestaran

Jerusalén

Viernes, 7 de agosto 2020, 12:13

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El enfado crece en las calles de Beirut y, tras la primera protesta en la noche del jueves en la que se produjeron choques con las fuerzas de seguridad, la capital libanesa se prepara para una gran movilización de repulsa contra sus dirigentes y en homenaje a los más de 150 muertos en la explosión del puerto. La plaza de los Mártires será el epicentro de una movilización que tomará las calles de la capital un día antes de conocer las conclusiones del comité de investigación creado para aclarar lo sucedido el martes.

Escondido en el palacio presidencial y sin tener aun los resultados de la investigación, Michele Aoun, compareció ante los medios y sembró la confusión al declarar que «no se han especificado aún los motivos de la explosión, hay posibilidad de que sea por negligencia o que se deba a una intervención externa mediante un misil o bomba o cualquier otro acto». Una manera de intentar aliviar la presión en un momento en el que todas las miradas apuntan a una clase dirigente que tenía información sobre la peligrosidad del Almacén 12 del puerto, pero no hizo nada por evitarlo.

El presidente reveló que durante la visita de Emmanuel Macron aprovechó para pedirle «fotos aéreas para saber qué ocurrió» exactamente en el puerto de Beirut y rechazó la posibilidad de poner en marcha una investigación internacional porque «diluiría la verdad». Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional (AI) reclamaron a mediados de semana la apertura de las pesquisas a expertos internacionales para dotar al proceso de «transparencia» e «independencia», pero Aoun opinó lo contrario. El presidente también pidió rapidez a la comisión de investigación porque «la justicia debe ser rápida porque la justicia que llega tarde no es justicia». Una declaración alejada de la realidad de un país en el que las últimas grandes explosiones han quedado sin aclarar y donde procesos como el del asesinato de Rafik Hariri llevan quince años abiertos.

Los ministros de Exteriores y de Interior recordaron el plazo cuatro días como tiempo tope para tener los nombres de los responsables de la catástrofe que ha dejado a 300.000 personas sin hogar. De momento hay 19 sospechosos en arresto domiciliario, entre ellas el director del puerto, Hasan Qoreiten, según informaron los medios locales.

Nasrala niega cualquier vinculación

Además de Aoun, Hasán Nasrala también se dirigió a la nación en un discurso televisado en el que negó «totalmente, categóricamente, que haya algo nuestro en el puerto, ni almacén de armas, ni almacén de misiles (...) ni una bomba, ni una bala, ni nitrato« de amonio. Había expectación por conocer la opinión del líder de Hizbolá porque en los primeros instantes se pensó que la explosión podría estar relacionada con el partido-milicia chií, pero el clérigo recordó que «nuestra propia gente está entre los heridos y muertos». Nasrala aseguró que «existe un consenso» para una investigación transparente y puso «a todo el personal y medios» del Partido de Dios «al servicio de la municipalidad de Beirut». Como Aoun, Nasrala tampoco ve necesaria una investigación internacional.

El canal más importante del país, la cadena LBC, decidió no emitir los discursos del presidente y del líder chií. En las calles de la capital tampoco estaban para discursos ya que, a falta de apoyo de las instituciones, son los propios vecinos quienes se han organizado para retirar el escombro, limpiar, buscar cobijo para quienes han perdido su casa, dar atención médica y reunir alimentos.

Estado fallido

En las redes sociales se percibían la nula confianza en el resultado de la investigación y el enfado por la ausencia total del estado para atender las necesidades más urgentes de la población: comida y refugio. Por eso, comenzaron a compartirse con intensidad mensajes que llamaban a una gran movilización para en el centro de la capital. La plaza de los Mártires ha sido desde octubre epicentro de las movilizaciones antigubernamentales y, tras un paréntesis forzado por el coronavirus, vuelve a convertirse en el parlamento popular de los libanes que quieren un cambio de sistema.

En medio del caos generado por las explosiones, el ex ministro de Exteriores, Nassif Hitti, que dimitió 24 horas antes del dramático incidente, alertó de que el país se está convirtiendo en un «Estado fallido» y declaró a la cadena BBC que lo sucedido esta semana en el puerto, donde se almacenaban sin medidas de seguridad desde hace seis años 2.700 toneladas de nitrato de amonio, «revela el tipo de corrupción estructural, negligencia, política personalizada, falta de responsabilidad y falta de rendición de cuentas del sistema libanés».

La falta absoluta de confianza en las instituciones se plasmó también en una campaña de recogida de firmas para pedir que Líbano vuelva a estar bajo mandato de Francia, una propuesta que recibió el apoyo de 60.000 personas en menos de 48 horas. El país árabe fue colonia francesa desde 1920 hasta el final de la II Guerra Mundial.

Ayuda internacional

Como anunció Macron en el transcurso de su visita, este domingo se producirá la teleconferencia internacional de donantes para intentar recaudar fondos y organizar de la mejor forma posible la ayuda al Líbano. Durante su baño de masas en Gemayze, barrio cristiano muy afectado por la explosión, el presidente francés prometió que la ayuda «no caerá en manos de los corruptos», así que habrá que ver cómo se gestiona su distribución. Macron fue el primer jefe de Estado en visitar Beirut y el próximo alto cargo en seguir sus pasos será el presidente del Consejo de Europa, el político belga Charles Michel.

Los llamamientos desde organismos internacionales son diarios y desde Naciones Unidas realizaron una radiografía de la actual situación en una Beirut en la que la explosión causó daños en 120 centros escolares, afectó total o parcialmente a cinco hospitales y destruyó buena parte de la ayuda humanitaria enviada para responder a la pandemia de coronavirus. «En estas circunstancias la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicita ayuda por valor de 15 millones de dólares con el fin de atender la emergencia y mantener la respuesta a la COVID-19», señaló el portavoz de este organismo, Christian Lindmeier.

Desde la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) también recordaron que, aunque no hay cifras exactas de los afectados, en la zona más dañada por la onda expansiva vivían numerosos refugiados. Líbano, con 6,5 millones habitantes, acoge a más un millón de sirios, el segundo país con más refugiados sirios del mundo por detrás de Turquía.

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